miércoles, 29 de diciembre de 2010
Dime otra vez que no
Regálame esta noche, su cobijo de invierno;
las cuevas del insomnio donde a veces desciendo
con la luz que respiras
buscando el suave tacto protector del silencio.
Déjame que traduzca la historia de tu cuerpo
al idioma geométrico que aprendieron mis dedos
desnudos de palabras
para no despertarte más de lo necesario.
Dime otra vez que no, sin saber lo que dices,
antes de que amanezca.
***
Miguel Cobo
lunes, 27 de diciembre de 2010
Cálculo elegíaco
Cuántos de los que he conocido
(si de verdad los he conocido)
hombres, mujeres
(si esta división sigue vigente),
han atravesado este umbral
(si esto es un umbral),
han cruzado este puente
(si se puede llamar puente).
Cuántos después de una vida más corta o más larga
(si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia),
buena porque ha empezado,
mala porque ha acabado
(si no prefirieran decirlo al revés),
se han encontrado en la otra orilla
(si se han encontrado
y si la otra orilla existe).
No me es dado saber
cuál fue su destino
(ni siquiera si se trata de un solo destino,
y si es todavía destino).
Todo
(si con esta palabra no lo delimito)
ha terminado para ellos
(si no lo tienen por delante).
Cuántos han saltado del tiempo en marcha
y se pierden a lo lejos con una nostalgia cada vez
mayor.
(si merece la pena creer en perspectivas).
Cuántos
(si la pregunta tiene algún sentido,
si se puede llegar a la suma final
antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
han caído en el más profundo de los sueños
(si no hay otro más profundo).
Hasta la vista.
Hasta mañana.
Hasta la próxima.
Ya no quieren
(si es que no quieren) repetirlo.
Condenados a un interminable
(si no es otro) silencio.
Ocupados sólo con aquello
(si es sólo con aquello)
a lo que los obliga la ausencia.
Wislawa Szymborska
De "Fin y principio" 1993
Versión de Abel A. Murcia
lunes, 20 de diciembre de 2010
Christmas
Van Gogh: “La Noche Estrellada”
La última noche que pasamos juntos,
lo preguntó:
-¿Cuántas estrellas tiene el cielo?
-Trescientas cincuenta mil.
-¿A que no?
-¿A que sí?
-Cállate. Esta noche
no quiero que preguntes esas cosas.
Esta noche, si quieres preguntar
cuántas estrellas tiene el cielo,
o cualquier otra cosa,
pregunta algo así como ¿me quieres?
¿tienes frío? ¿quién dice que tiene hambre?
Esta noche, pregunta algo que sea
contestado en el mundo sin palabras.
Interroga con toda tu sangre
algo en que toda la vida del mundo
esté preguntando,
algo así como ¿quién llora?
¿hace falta algo?
Y verás como todo hace falta
y sabrás cuántas estrellas tiene el cielo
cuando sepas que el cielo tiene una sola estrella
para cada momento,
porque con una que se pierda
dará un paso de sombra la luz del Universo.
Andrés Eloy Blanco
The Beatles - Good Night
martes, 14 de diciembre de 2010
Engaño es grande contemplar de suerte
Soneto XIII
Engaño es grande contemplar de suerte
toda la muerte como no venida,
pues lo que ya pasó de nuestra vida,
es no pequeña parte de la muerte.
Con excepción se dio, puesto que es fuerte,
de morir el vivir, mas ya vencida
no deja que temer, si prevenida
mientras vivimos, en morir se advierte.
Al que le aconteció nacer, le resta
morir; el intervalo, aunque pequeño,
hace la diferencia manifiesta.
La muerte, al fin de cuanto vive dueño,
está de dos imágenes compuesta:
el tiempo, antes de nacer, y el sueño.
Félix Lope de Vega y Carpio
(25 de noviembre de 1562 - 27 de agosto de 1635)
Reflexión ad futurum
Cuando por fin habían logrado el elixir de la eterna juventud y, por tanto, de la inmortalidad irreversible, lucharon tan denodada como inútilmente por inventar la pócima de la muerte.
jueves, 9 de diciembre de 2010
El río
1
Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2
Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.
3
Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
4
Y es aquí cuando
más me precipito
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible,
y me vuelvo
árbol,
y me estanco
como un árbol,
y me silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.
5
Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.
6
Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
Yo soy el río que viaja en las orillas,
puerta o corazón abierto
Yo soy el río que viaja por los pastos,
flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,
tierra o cielo mojado
Yo soy el río que viaja por los montes,
roca o sal quemada
Yo soy el río que viaja por las casas,
mesa o silla colgada
Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,
árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados,
7
Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.
8
Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.
9
Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
océanos,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
Javier Heraud
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
El negro habla de los ríos
Conozco algunos ríos.
Conozco ríos tan antiguos como el mundo
y más viejos que las corrientes de sangre humana
en las venas de la Humanidad.
Mi alma se ha hecho profunda como los ríos.
Me bañé en el Eufrates cuando las Auroras eran jóvenes.
Construí mi choza cerca del Congo,
el cual arrulló mis sueños.
Contemplé el Nilo y construí sus pirámides.
Oí la canción del Mississippi cuando Abraham Lincoln
fue a Nueva Orleans,
y vi su corriente turbia volverse áurea en el crepúsculo.
Conozco algunos ríos.
Ríos antiguos y sombríos.
Mi alma se ha hecho tan profunda como ellos.
Langston Hughes
lunes, 29 de noviembre de 2010
Un día de noviembre
Dimitri Illarionov: "Un dia de Noviembre" Leo Brouwer
Se va noviembre
con una luz de invierno que duda en el crepúsculo
como la vida y tú.
Nos cambiamos de ropa para no ser los mismos
de cada atardecer delante del espejo
que oculta en el armario las prendas de otros años.
Su memoria textil ya vuela con las nubes
cual algodón hidrófilo que empapa la hemorragia
de recuerdos y lluvia.
Noviembre y tú
con un cierto aire triste
(te cae bien esa blusa)
de estreno en multicines y tarde de domingo.
(Reedición especial para este día)
***
Miguel Cobo Rosa
domingo, 28 de noviembre de 2010
canción para los que saben
sabemos que hay que hacer algo inmediatamente
lo sabemos
pero naturalmente es demasiado pronto para hacerlo
pero naturalmente es demasiado tarde para hacerlo
lo sabemos
que realmente estamos bastante bien
y que así vamos a continuar
y que esto no sirve para nada
lo sabemos
que somos nosotros los culpables
y que no es culpa nuestra que seamos culpables
y que somos culpables por ese mismo hecho
y que estamos hartos con ello
lo sabemos
que quizá no vendría mal callarse un poco
y que a fin de cuentas no vamos a callarnos
lo sabemos
lo sabemos
y que a nadie podemos ayudar verdaderamente
y que nadie verdaderamente puede ayudarnos
lo sabemos
y que somos tan inteligentes
y libres para elegir entre la nada y lo nulo
y que debemos estudiar este problema muy cuidadosamente
y que echamos dos terrones de azúcar en el té
lo sabemos
que somos enemigos de la opresión
y que los cigarrillos han subido de precio
lo sabemos
y que la nación se está metiendo en un tremendo lío
y que nuestros vaticinios se mostrarán ciertos
y que no sirven para nada
lo sabemos
y que todo esto es verdad
lo sabemos
y que sobrevivir no es todo sino muy poca cosa
lo sabemos
y que sobreviviremos
lo sabemos
y que todo esto no es nada nuevo
y que la vida es preciosa
y que eso es todo
lo sabemos
lo sabemos
lo sabemos perfectamente bien
y que lo sabemos perfectamente bien
eso también lo sabemos
1968
Hans Magnus Enzensberger
De "Poesías para los que no leen poesías" 1971
Versión de Heberto Padilla
lunes, 22 de noviembre de 2010
El Espejo
Te desvela el espejo
su secreto de ayer.
Acumula miradas
que diluye su azogue
y nos devuelve rostros
que un día son enigmas
y al siguiente son huellas
de la memoria herida.
Imagen: Thomas Wilmer Dewing: “Ante el espejo” (Before the Mirror),
miércoles, 17 de noviembre de 2010
25 de Noviembre
En el frío de la noche
un jardinero cruel corta rosas de sangre
sobre la blanca sábana bordada con tu nombre.
Donde creció el rosal de una promesa efímera,
hoy florecen violetas con tu piel macerada.
Los pájaros ciegos del dolor beben tus lágrimas de silencio
y hielo.
El oráculo anuncia la desdicha que se cierne sobre tus sábados sin sol
en un casa sin ventanas ni esperanza de primavera.
Nadie oye tus gemidos entre un clamor de voces
que venden su miseria insolidaria y vana.
Huye , mujer, antes de que tu nombre firme con tinta negra
un final de puñales y sirenas.
***
lunes, 15 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
Leitmotiv
A veces pienso que el río se detiene
y contempla el paso de la vida
que va dejando el hombre.
Afán de ir y venir. Una estela
de pasos incesantes
persiguiendo las huellas indelebles
de alguien que se acercó
hasta la tenebrosa orilla del tiempo inexorable.
Y allá varada espera
la barca de los sueños ilegibles
con sus músicas mágicas: agua, agua,
quietud del alma líquida del triste
que contempla su rostro vencido
por los surcos de los días sin memoria,
arboleda sin viento, lunas sin beso.
Sólo la orilla opuesta
atisbada en las sombras que la bruma proyecta,
intuye una exigua esperanza.
Reedición.
y contempla el paso de la vida
que va dejando el hombre.
Afán de ir y venir. Una estela
de pasos incesantes
persiguiendo las huellas indelebles
de alguien que se acercó
hasta la tenebrosa orilla del tiempo inexorable.
Y allá varada espera
la barca de los sueños ilegibles
con sus músicas mágicas: agua, agua,
quietud del alma líquida del triste
que contempla su rostro vencido
por los surcos de los días sin memoria,
arboleda sin viento, lunas sin beso.
Sólo la orilla opuesta
atisbada en las sombras que la bruma proyecta,
intuye una exigua esperanza.
Reedición.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Graffitis
Me adentré en un domingo sin salida
***
Noviembre, devuélveme la lluvia de su llanto
***
Aquel reloj perdía el tiempo
***
Al atardecer escuchaba el silencio de los cuadros de Hopper
***
Quien no ha jugado con fuego con una chispa arde
***
Las almas de los pájaros son las palabras de los poetas mudos
***
Se me hizo tarde y me quedé en ayer
***
El libro del otoño se quedó sin hojas y el sauce lloró palabras germinales
***
Tu belleza me duele al amanecer
***
Me aprendo de memoria los recuerdos
***
viernes, 5 de noviembre de 2010
Oniria
La medida del tiempo se congela en su esfera
en el instante mismo en que pensaste
recorrer el trayecto
de una calle irreal
con los ornamentos habituales de la pobreza,
incluida tu pose elegante de top model.
Las casas han guardado silencio
y respiran una belleza hermética de luz y clorofila.
¿Ha surgido de un sueño de líneas paralelas
este prodigio insólito?
Se airean en los balcones
trajes que nos prometen un futuro viaje
al corazón del mundo
cuando un día sin paréntesis se detenga algún tren
en mitad de la calle.
Fotografía: Una calle de Hanoi (Vietnam)
Alfonso C. Cobo Espejo
jueves, 4 de noviembre de 2010
Círculos, límites, espirales y fractales
La nada
El éter
El origen
La vida
El ser
La palabra
El amor
El beso
La cópula
El óvulo
El útero
El vientre
La madre
El aire
El punto
La línea
La página
El libro
La mesa
La pantalla
La habitación
Las paredes
La casa
La familia
El barrio
La ciudad
La comunidad
El país
La nación
La patria
El continente
El planeta
La muerte
La galaxia
El Universo
El infinito
El abismo
La nada
...............................El ego
Imagen: "FRACTAL DE LA VIDA" CONCEPTO: Representaciones Dinámicas Inmersivas
Juan José Heredia
viernes, 29 de octubre de 2010
Árboles de acera
Los árboles de acera no se cansan
de mirar nuestro paso con sus hojas despiertas.
Despreciamos su sombra
con una suficiencia de sabios resabiados
de aprender ignorancia.
Súbitamente un perro repara en su presencia
y marca territorio allí donde nosotros
habíamos ya perdido el último verano
sin raíz en la tierra.
Aunque no somos Newton y ellos no dan manzanas
los naranjos de Córdoba
saben mucho de leyes de gravedad sin normas
y regalan su fruto, su perfume y su sombra,
sin que a su paso el tiempo tampoco se detenga.
***
miércoles, 27 de octubre de 2010
Serrat, fuente y caudal
Serrat es a esta Riografía, lo que el oxígeno al agua. Es manantial y está en la orilla. Fuente y caudal; cauce y canto rodado. Es memoria proustiana del niño, del adolescente, del joven que fui y del hombre maduro que soy hoy y que mira hacia atrás con cierta melancolía, no exactamente producto de una nostalgia estéril, sino como el poso de un vino decantado por la vida, por el amor, por la experiencia. Pero hablar de Serrat es redundante, casi cacofónico. Lo mejor es escucharlo. Donde quiera que estés, por ti brilló mi sol un día...(Si te acuerdas de mí).
viernes, 22 de octubre de 2010
Canción (antigua) del amanecer
Despierta la ciudad tras el derroche
de amargos sueños y sudor de entrega
cansada del ardor en la refriega
que en su fragor le concedió la noche.
Seres heridos por la luz del día
descienden de la luna hasta la duda
del devenir o la verdad desnuda
desgranada en su triste melodía.
Lucha feroz del hombre por la vida
acontece tenaz en el asfalto:
infarto o frustración, sino suicida.
Caballo a la carrera, salto a salto,
desbocado sin meta y sin salida,
por mor de ser y de llegar más alto.
Sucumbe el sol de nuevo y su derrota
exprime la esperanza gota a gota.
Fotografía: "Amanecer en Córdoba" - Rafacor (Panoramio)
lunes, 18 de octubre de 2010
9 minutos 43 segundos
de silencio...
...y frío*
jueves, 14 de octubre de 2010
Balada triste de trompeta
Me detengo en la acera
sin recordar el nombre de la calle
donde perdí la noche con su frío.
Desangelado el paso continúo
con la balada triste de trompeta
que anuncia el Multicines: Hoy estreno.
Es octubre otra vez. La vida pasa.
Hiere la luz de los escaparates, triste.
Los encajes de moda de este otoño
se visten con tus ojos. Los cristales,
lunas de transparencia pasajera,
dejan las maniquíes clausuradas
en su alma de cartón que también sufre.
Tiembla en mi voz tu nombre,
ya recuerdo sonoro, ya silencio.
Llegamos al portal. Busco las llaves
mientras pasa el camión de la basura.
En el tercero izquierda, como siempre,
nos espera otra noche sin estrellas.
Fotografía: El trompetista Chet Baker
lunes, 11 de octubre de 2010
Partida jugada, llamada perdida
Con los pies en la tierra
jugamos a vivir
gastando el tiempo
con la clara ilusión
o el turbio miedo
según vengan las cartas de los días
marcadas
con los números de dios
o de tu móvil
***
Miguel Cobo Rosa
sábado, 9 de octubre de 2010
La chanson de Satie
Arthur H & Feast
Dirección:Florence Henrard, Carles Porta
Producción: Teatre Píxel
Animación: Florence Henrard
Música: Arthur H
miércoles, 6 de octubre de 2010
Hambre (corregida y aumentada)
De su pan de cerezas
De su vino de peces
De su fruta de luna
De su leche nocturna
De sus dulces moluscos
De sus acres frambuesas
De sus moras doradas
De sus croissants menguantes
De sus higos Burjoti
De sus fibras de néctar
De sus fuentes de labios
De sus fértiles dunas
De su fina gavesia
De sus dátiles álgidos
De su exótica litchis
De sus senos de Siena
De sus glúteos de sémola
De sus ácidos bífidos
De sus dedos de seda
De sus jugos de algas
De sus hebras cromáticas
De sus muslos de harina
De su miel de saliva
De su zumo de brisa
De sus gritos de savia
De su cera de ombligo
De sus esporas núbiles
De sus brácteas de espuma
De su sudor de ninfa
De su crema de nieves
De su nata de sueño
De su olor de sirena
De su sexo de hambre
viernes, 1 de octubre de 2010
Melodía del río
martes, 28 de septiembre de 2010
¿Hay...qué?
Fuera del tiempo
los relojes sin horas
se desperezan
***
Leve la pluma
describe con el viento
su despedida
***
Crece la espuma
el agua en torbellino
desaparece
***
La araña teje
en silencio su tela
la mosca zumba
***
Largo el camino
el caracol avanza
la luna espera
***
Con los diez dedos
te dibujo en la espalda
la flor del sueño
***
Seda bordada
con un hilo de luna
la luz se apaga
***
La gota de agua
el pétalo humedece
de madrugada
***
En el estanque
la libélula quieta
sobre el nenúfar
***
viernes, 24 de septiembre de 2010
INVENTARIO DE OTOÑO
Coincidiendo con mi cumpleaños, con el cambio de estación y con mi aterrizaje reciente en el planeta "Júbilus", cierro un ciclo del blog con estas hojas caídas de mi calendario vital , a modo de pequeña antología personal que anuncia, si no una metamorfosis, tal vez un nuevo tiempo que espero sea fructífero y creativo.
I
Inicia su viaje entre las notas mudas
de cada adiós. Abraza
la otoñal ausencia que se gesta
en el núcleo del alma. Destila
toda la soledad y su melancolía
la nueva luz que madura en las uvas de octubre.
Se vislumbra otro tiempo. Te esperan
otras voces. Era
este refugio de amistad y añoranza
algo más que azahar,
preludio de los cítricos silvestres.
Ahora lees otros versos
con ese digno oficio que requiere el silencio,
la atención de la brisa indolente de un inhóspito ámbito.
Huye y vuelve: Migra como las aves y retorna este invierno.
Siempre habrá un sol cálido en la plaza.
II
Árbol de hoja caduca
el de esta vida efímera
cuya sombra imposible
no protege mis dudas.
Hojas del calendario
caídas del silencio
de una agenda sin notas
como un tiempo vacío
de imperfecto pretérito
donde nadie escribió
para no recordar
ni una cita ni un nombre
ni tan siquiera un número
para poder llamarte.
III
Sin ser de mí
te busco
a la luz del ocaso
ajeno al resplandor
que desgarra la tarde
en su penumbra herida
y encuentro en tu refugio
el hogar protector
la ventana entreabierta
vistas al infinito
IV
Octubre, el tren
se acerca.
Hay un humo
sin fuego en el andén
de alguien que sueña
y fuma.
Llega el AVE de paso;
se posa unos minutos
breves como la página
que sólo leen tus ojos.
Caen las primeras hojas
en el parque cercano.
Si el tren te lleva ahora,
será otoño. Seguro.
V
A veces la noche regresa
de darse una vuelta por la humanidad
(que es lo mismo que decir por la eternidad)
y en lugar de traerme una canción
con el recuerdo de aquella chica de septiembre
(Dio come ti amo)
me acerca los sueños de un cayuco
en la inmensa soledad del océano
a la luz de la luna,
donde los gemidos traducen el eco de la nada
-el mar tranquilo e inmensamente bello-
y todo el clamor de la desesperación de los desheredados
me anuda en la garganta apenas cien palabras
que debieron ser lágrimas.
A veces la noche regresa de darse una vuelta.
VI
El reloj de la vida no recupera el tiempo
de una tarde de lluvia.
La cortina de agua levemente rasgada por la monotonía
de un recuerdo infantil
que evocara Machado en una humilde escuela
segrega una mirada como un hilo de seda sobre el pasado efímero.
Era aquel temps de pluja que cantara Serrat,
su balada de otoño deshecha entre los surcos de la melancolía
con que hiere la aguja de zafiro su disco;
el brazo articulado que siembra en el vinilo recuerdos y caricias,
suaves roces de piel, dedos que se deslizan por blusas entreabiertas…
Y el crepitar monótono que dejó la canción tras las últimas notas
girando para siempre en la memoria joven y enamorada
de aquella lluvia fértil…
Dulce ebriedad del alma borrascosa y proustiana,
esta tarde de Brighton, al sur de mi ventana:
Lluvia tras los cristales, gin tonics y canciones.
VII
Se va noviembre
con una luz de invierno que duda en el crepúsculo
como la vida y tú.
Nos cambiamos de ropa para no ser los mismos
de cada atardecer delante del espejo
que oculta en el armario las prendas de otros años.
Su memoria textil ya vuela con las nubes
cual algodón hidrófilo que empapa la hemorragia
de recuerdos y lluvia.
Noviembre y tú
con un cierto aire triste
(te cae bien esa blusa)
de estreno en multicines y tarde de domingo
VIII
Próxima a mí, tu soledad me abraza
tus dedos me dibujan, tu corazón me nombra
y tu nombre me escribe la primera palabra.
Ojos para soñarte al apagar la luz
del mismo día siempre. El paisaje
no es ya el del dulce septiembre,
tan nítido en sus límites cromáticos.
Ha cambiado el verdor
o tal vez sean los iris los que ya no perciben
el ámbito del ojo.
¿Ahora dónde estamos?
Tu soledad me abraza.
Los dos yacemos fríos sin nieve presentida,
nuestros labios tan juntos.
Ese gélido beso nos congela la voz
y el tibio corazón se hiela en la memoria
del eterno recuerdo,
porque un niño impreciso contempla ensimismado
nuestra fotografía una tarde de invierno
del futuro imperfecto.
I
Inicia su viaje entre las notas mudas
de cada adiós. Abraza
la otoñal ausencia que se gesta
en el núcleo del alma. Destila
toda la soledad y su melancolía
la nueva luz que madura en las uvas de octubre.
Se vislumbra otro tiempo. Te esperan
otras voces. Era
este refugio de amistad y añoranza
algo más que azahar,
preludio de los cítricos silvestres.
Ahora lees otros versos
con ese digno oficio que requiere el silencio,
la atención de la brisa indolente de un inhóspito ámbito.
Huye y vuelve: Migra como las aves y retorna este invierno.
Siempre habrá un sol cálido en la plaza.
II
Árbol de hoja caduca
el de esta vida efímera
cuya sombra imposible
no protege mis dudas.
Hojas del calendario
caídas del silencio
de una agenda sin notas
como un tiempo vacío
de imperfecto pretérito
donde nadie escribió
para no recordar
ni una cita ni un nombre
ni tan siquiera un número
para poder llamarte.
III
Sin ser de mí
te busco
a la luz del ocaso
ajeno al resplandor
que desgarra la tarde
en su penumbra herida
y encuentro en tu refugio
el hogar protector
la ventana entreabierta
vistas al infinito
IV
Octubre, el tren
se acerca.
Hay un humo
sin fuego en el andén
de alguien que sueña
y fuma.
Llega el AVE de paso;
se posa unos minutos
breves como la página
que sólo leen tus ojos.
Caen las primeras hojas
en el parque cercano.
Si el tren te lleva ahora,
será otoño. Seguro.
V
A veces la noche regresa
de darse una vuelta por la humanidad
(que es lo mismo que decir por la eternidad)
y en lugar de traerme una canción
con el recuerdo de aquella chica de septiembre
(Dio come ti amo)
me acerca los sueños de un cayuco
en la inmensa soledad del océano
a la luz de la luna,
donde los gemidos traducen el eco de la nada
-el mar tranquilo e inmensamente bello-
y todo el clamor de la desesperación de los desheredados
me anuda en la garganta apenas cien palabras
que debieron ser lágrimas.
A veces la noche regresa de darse una vuelta.
VI
El reloj de la vida no recupera el tiempo
de una tarde de lluvia.
La cortina de agua levemente rasgada por la monotonía
de un recuerdo infantil
que evocara Machado en una humilde escuela
segrega una mirada como un hilo de seda sobre el pasado efímero.
Era aquel temps de pluja que cantara Serrat,
su balada de otoño deshecha entre los surcos de la melancolía
con que hiere la aguja de zafiro su disco;
el brazo articulado que siembra en el vinilo recuerdos y caricias,
suaves roces de piel, dedos que se deslizan por blusas entreabiertas…
Y el crepitar monótono que dejó la canción tras las últimas notas
girando para siempre en la memoria joven y enamorada
de aquella lluvia fértil…
Dulce ebriedad del alma borrascosa y proustiana,
esta tarde de Brighton, al sur de mi ventana:
Lluvia tras los cristales, gin tonics y canciones.
VII
Se va noviembre
con una luz de invierno que duda en el crepúsculo
como la vida y tú.
Nos cambiamos de ropa para no ser los mismos
de cada atardecer delante del espejo
que oculta en el armario las prendas de otros años.
Su memoria textil ya vuela con las nubes
cual algodón hidrófilo que empapa la hemorragia
de recuerdos y lluvia.
Noviembre y tú
con un cierto aire triste
(te cae bien esa blusa)
de estreno en multicines y tarde de domingo
VIII
Próxima a mí, tu soledad me abraza
tus dedos me dibujan, tu corazón me nombra
y tu nombre me escribe la primera palabra.
Ojos para soñarte al apagar la luz
del mismo día siempre. El paisaje
no es ya el del dulce septiembre,
tan nítido en sus límites cromáticos.
Ha cambiado el verdor
o tal vez sean los iris los que ya no perciben
el ámbito del ojo.
¿Ahora dónde estamos?
Tu soledad me abraza.
Los dos yacemos fríos sin nieve presentida,
nuestros labios tan juntos.
Ese gélido beso nos congela la voz
y el tibio corazón se hiela en la memoria
del eterno recuerdo,
porque un niño impreciso contempla ensimismado
nuestra fotografía una tarde de invierno
del futuro imperfecto.
martes, 21 de septiembre de 2010
Blues de "El pájaro azul"
Volaban las oscuras palomas de la noche
sin preguntar el nombre
a las fugaces y gélidas sombras de los mendigos
sin penetrar en los cálidos túneles
de las prostitutas de la calle Diciembre
paralelas sus almas a los trenes nocturnos
Y silbaban los ofidios de acero
con semen venenoso entre sus ingles
saxofones heridos
trompetas de cuartel desafinadas
sexos de dilatada melodía
recorrían las arterias siniestras de los arrabales
con navajas de sangre en las esquinas
con sus rostros vaciados de sonrisas
El blues en la azotea de la luna perdida
iluminando los alambres con las bragas colgadas
huérfanas de los cuerpos
que alojan la miseria entre sus úteros
Y las tibias palomas se perdían en la noche
como lentos boleros
como baladas lánguidas
Fotografía: Brassai
lunes, 20 de septiembre de 2010
Remolinos y remansos : Reflexiones desde la orilla
* Toda vigencia es efímera
* La urgencia viaja veloz hacia la ansiedad
* La vida es la conquista del espacio y la pérdida del tiempo
* No conviene confundir eternidad con "eternedad"
* El hombre creó a dios a su imagen y conveniencia
* Ser agnóstico es creer en dos dioses: uno probable y otro improbable
* No se puede poseer la verdad absoluta sin perder totalmente la razón
* Lo que para la ignorancia es verosímil para el conocimiento es inverosímil
* El tiempo fisiológico del sueño nos suspende en el no-ser porque no tenemos conciencia de su paso
* Las cordilleras más inexpugnables y las simas más profundas están en tu cerebro
* La vida te engancha sin contar contigo cuando no entiendes nada y te deja tirado cuando empiezas a comprenderla
* Lo peor de perder el tiempo es no volver a encontrarlo
* ¿Alguien puede facilitarme la receta de las magdalenas de Proust?
* Si Kafka no hubiera escrito la Metamorfosis, ciertos insectos pasarían desapercibidos
* Aunque la vida parezca un laberinto, al final siempre se encuentra la salida
* Cuando llegué al fondo de la pesadilla, lo encontré:
- Dr. Freud, supongo.
* Dejé de creer en los cuentos cuando comprobé que en las zapaterías no se vendían zapatos de cristal
* La vida es paradógica: biológica, pero no lógica
* La subjetividad puede entorpecer (o favorecer) la percepción de la belleza
* La creación a partir de la nada sería una obra perfecta si no fuera un acto de soberbia
* Hay que creer en uno mismo, pero sin creérselo demasiado
*Tu reflexión enriquece mi aforismo si el aforismo enriquece tu reflexión
***
Miguel Cobo Rosa
Imagen extraída de la Web "Pensadores anónimos"
sábado, 18 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
La entretela del tiempo
Lluvia tibia sobre los sauces. He llegado hasta la orilla del cansancio.
Hay juncos jóvenes en la ribera que la brisa mece con ternura, más ¿qué significa
mi presencia sin tiempo?
El agua, indiferente, refleja la duda de mi rostro.
Entre la tierra y el fragor vegetal distingo la voz del agua.
Aún se cierne el día sobre las águilas y yo regreso a mis lares inhóspitos.
He oído las canciones del viento, percibo el humo de la memoria,
arde tu recuerdo.
Las dunas dibujadas por el otoño enarenan la luz crepuscular de la mirada,
la soledad es la distancia entre la duda y el miedo.
Los olmos abren una herida de sombra en los recuerdos y un perfume de savia
ralentiza los latidos del tiempo.
Los insectos se baten contra el cristal de las lágrimas, en la luz vespertina de tus ojos.
Luego, la luna fugitiva nos escribe la noche con signos de murciélagos.
La estancia abrigaba nuestro calendario de siestas. Entre sus paredes
se filtran las horas vividas sin reloj y hacen crujir las viejas vigas destempladas.
Tu cuerpo emana una luz zenital sobre las sábanas. Hay espuma de mar en los embozos
y un sudor de manzana humedece la penumbra de la clepsidra deshorada.
De pronto, los corales se abren como lirios de sangre y siembran tus esferas .
El idioma del aire te respira y te nombra y la pequeña muerte se eterniza un instante.
***
Miguel Cobo Rosa
Imagen: "Stage Door" Conrad Knutsen
lunes, 13 de septiembre de 2010
Bajo el puente (II)
Meditaciones del vagabundo
I
Agua para guardar la luna entera,
río para llevarla tras la noche,
rumor para esparcirla en sus orillas
donde copulan ebrias dulces fieras.
II
Recuerda, levedad, mi espejo de narciso.
Regrese hacia su rostro la imagen reflejada;
esa imagen sin sombras de suicidio
que al alba sucumbió desdibujada.
III
En el fondo del tiempo turbulento
deslízase la lengua del ahogado.
Adherida a su carne una palabra:
La que nunca había pronunciado.
IV
La humedad de la tierra desterrada
por la erosión del turbio cauce lento
desmorona semillas de misterio
que alimentan libélulas de plata.
V
Salta sobre la roca un pez dorado
que en corveta irisada se dibuja
fugaz metal de estrella y se sumerge
esquivando el anzuelo enamorado.
VI
Límite de ribera que es el junco,
dedo del viento al cielo tembloroso
cimbreándose en la líquida cintura
del agua sensual que lo enarbola.
VII
Canto rodado desde el agua pura,
en ti mi voz se vierte y se convierte.
Rolling stone sureño, rock del río,
ronco recuerdo del rincón umbrío.
VIII
Fluye continua la vital corriente
fugitiva del tiempo caudaloso.
Sobrenado tu parda supeficie
como una triste sombra a la deriva.
IX
No sé beber de tu agua como un ciervo
aunque la sed me empuje hacia tu fuente.
Con desesperación de náufrago irredento
me repliego en mi boca sin tu beso.
X
Retorno al manantial desde su origen
destejiendo tus hilos en las rocas.
Allí nacen los nombres de los ríos
con el fluvial oxímoron de Heráclito.
***
Miguel Cobo Rosa
Imagen: Galería de Amarth_ en Flickr
lunes, 6 de septiembre de 2010
SEPTIEMBRE
Septiembre
equilibrista,
atravesando el filo
del calendario.
Septiembre
trapecista,
colgado de la incertidumbre
de los días.
Septiembre
acróbata,
saltando del verano
al otoño.
Septiembre
ilusionista,
hipnotizando
viajeros de madrugada
Septiembre
escapista,
preparando con magia
la huída.
Alfonso C. Cobo Espejo
Imagen: Quidam ( Le Cirque du Soleil )
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Cuando replica el tam-tam
Tu corazón tiembla en la sombra como el reflejo
de un rostro en las aguas turbulentas.
El antiguo espejismo se eleva en lo más hondo de la noche.
Tú conoces el dulce sortilegio del pasado:
un río que te arrastra lejos de la orilla,
que te lleva hacia un paisaje ancestral.
Tu alma es el reflejo de las aguas donde
tus antepasados inclinaban sus oscuros rostros.
Jacques Roumain
martes, 24 de agosto de 2010
Kubla Khan (fragmento)
En Xanadú se hizo construir
Kubla Khan un fastuoso palacio:
Allí donde el sagrado río Alfa discurría
a través de grutas inconmensurables para el hombre
hasta precipitarse en un mar sin sol.
Así pues, diez millas de terreno fértil
fueron cercadas de muros y torres:
y surgieron jardines en los que brillaban sinuosos arroyos
y donde crecían abundantes árboles del incienso;
y había bosques tan viejos como las colinas
rodeando los prados iluminados por el sol.
¡Mas, ved aquel romántico y profundo abismo abierto
en el costado de la verde colina, bajo la sombra de los cedros!
¡Qué lugar tan agreste! ¡El más sagrado y lleno de encantamientos
que jamás fue visitado bajo la luna menguante
por la mujer que clama por su demonio amante!
Y de este abismo, bullendo en incesante remolino,
como si la tierra respirara con ansioso jadeo,
brotó al instante un poderoso manantial;
y en medio de su repentino e intermitente impulso
enormes fragmentos de roca saltaban como el granizo
o como el trigo que se separa de la paja bajo los golpes del trillador;
y en medio del incesante resonar de las rocas que danzaban en el aire,
surgió a borbotones el sagrado río.
Trazando laberínticos meandros, a lo largo de cinco millas
discurría el sagrado río a través de bosques y valles,
hasta llegar a las cavernas inconmensurables para el hombre
y hundirse con estruendo en un océano sin vida:
y, en medio de este estruendo, oyó Kubla a lo lejos
las voces de sus antepasados que profetizaban la guerra.
La sombra del palacio deleitoso
se reflejaba en medio de las olas,
allí donde se oían los ritmos mezclados
del manantial y los abismos.
Era una maravilla de peculiar diseño
este palacio de deleites bañado por el sol sobre cavernas de hielo.
De una jovencilla que llevaba un dulcémele
tuve una vez una visión:
era una doncella abisinia,
y tocaba su dulcémele
mientras cantaba del monte Abora.
Si fuera capaz de revivir en mí
la música y la letra de su canción
me sentiría penetrado de tan profunda delicia,
que, con música aguda y prolongada,
sería capaz de construir en los aires el palacio,
¡ese palacio soleado! ¡esas grutas de hielo!
Y todos los que oyeran mi música los verían,
y gritarían todos: ¡Cuidado, cuidado!
¡Mirad sus ojos centelleantes, su cabello desmelenado!
Tejed tres veces en torno a él un círculo,
y cerrad los ojos con terror sagrado,
pues él se ha alimentado de ambrosía
y ha bebido la leche del Paraíso.
Samuel Taylor Coleridge
( A María Jiménez Aguilar )
viernes, 20 de agosto de 2010
Arte poética
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
Jorge Luis Borges
Imagen: Jacek Yerca
domingo, 15 de agosto de 2010
viernes, 13 de agosto de 2010
Soleá
Hay veces
en que la noche cae
con todo el firmamento
sobre mi mente
y sueño.
Entonces tú,
impregnada de nocturnidad,
penetras como un arma
de dulce acero
en la densa materia
de las sombras
y sonríes
(válgame Dios, compañerita,
y sonríes).
Mas luego el día se levanta
sobre los escombros de la memoria frágil
y descubro
-descubro horrorizado-
tu sonrisa desprovista de boca,
despoblada de labios,
sin huellas de carmín sobre la almohada.
Imagen: Tres bailarinas (Pablo Picasso)
jueves, 12 de agosto de 2010
Fui al río
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
Juan Laurentino Ortiz
("El ángel inclinado")
Foto: Boletín Literario ¡Basta ya!
Nº 86//Mayo 2008
lunes, 9 de agosto de 2010
jueves, 5 de agosto de 2010
A un río le llamaban Carlos
(A Charles River, Cambridge, Massachusetts)
Yo me senté en la orilla:
quería preguntarte, preguntarte tu secreto;
convencerme de que los ríos resbalan hacia un anhelo y viven;
y que cada uno nace y muere distinto (lo mismo que a ti te llaman Carlos).
Quería preguntarte, mi alma quería preguntarte
por qué anhelas, hacia qué resbalas, para qué vives.
Dímelo, río,
y dime, di, por qué te llaman Carlos.
Ah, loco, yo, loco, quería saber qué eras, quién eras (género, especie)
y qué eran, qué significaban “fluir”, “fluido”, “fluente”;
qué instante era tu instante;
cuál de tus mil reflejos, tu reflejo absoluto;
yo quería indagar el último recinto de tu vida:
tu unicidad, esa alma de agua única,
por la que te conocen por Carlos.
Carlos es una tristeza, muy mansa y gris, que fluye
entre edificios nobles, a Minerva sagrados,
y entre hangares que anuncios y consignas coronan.
Y el río fluye y fluye, indiferente.
A veces, suburbana, verde, una sonrisilla
de hierba se distiende, pegada a la ribera.
Yo me he sentado allí, sobre la hierba quemada del invierno,
[para pensar por qué los ríos
siempre anhelan futuro, como tú lento y gris.
Y para preguntarte por qué te llaman Carlos. [...]
Y ahora me fluye dentro una tristeza,
un río de tristeza gris,
con lentos puentes grises, como estructuras funerales grises.
Tengo frío en el alma y en los pies.
Y el sol se pone.
Ha debido pasar mucho tiempo.
Ha debido pasar el tiempo lento, lento, minutos, siglos, eras.
Ha debido pasar toda la pena del mundo, como un tiempo lentísimo.
Han debido pasar todas las lágrimas del mundo, como un río indiferente.
Ha debido pasar mucho tiempo, amigos míos, mucho tiempo
desde que yo me senté aquí en la orilla, a orillas
de esta tristeza, de este
río al que le llamaban Dámaso, digo, Carlos
Dunster House, febrero de 1954
Dámaso Alonso
domingo, 1 de agosto de 2010
Versos versus besos

Poseía el don de la palabra.
Tallaba el silencio con los dientes
y lamía las heridas del alma
con su lengua ininteligible.
La sintaxis de su saliva
exprimía besos prohibidos
de los labios frutales de la noche.
Sin embargo nunca había escrito un verso
aquel labrador del lucero del alba.
Imagen: El beso (detalle) Gustav Klimt
miércoles, 28 de julio de 2010
Blues del río

No encontraron su cuerpo en el fondo
lo buscaron hasta el amanecer
encontraron sus viejos zapatos
lo buscaron hasta desfallecer
Hace ya varios días quizá siete
y ya nadie pregunta por él
hace ya dos semanas ¿quién sabe?
que más da si era negro también
Transcurrieron semanas y meses
y yo a veces recuerdo su voz
cuando escucho en la radio los ecos
guturales y roncos del blues
domingo, 25 de julio de 2010
Jazz fusión (Tres pianos y máquina de escribir)

El jazz es una música que no puede regresar a los instrumentos
Roto el eco nocturno en mil cristales
y el vaso de la luna rebosante
de incierta y tamizada luz distante
se precipitan contra los fanales
los insectos surgidos de la música
vertiginosamente se debaten
contra la transparencia y allá laten
sus corazones ebrios por la acústica
Dígitos de marfil clavan su garra
a la esquiva gacela del teclado
huidiza su alma frágil se desgarra.
El piano eterno se ha desmoronado
como la historia que el pianista narra:
el mar del aire brama enamorado.
***
Miguel Cobo Rosa
martes, 20 de julio de 2010
Polisemia

Río
Primera
persona
del
singular
del
presente
de
indicativo
en
voz
activa
del
verbo
reír
irregular
de
la
tercera
conjugación
Imagen de "El blog de Miguel Calvillo"
sábado, 17 de julio de 2010
El río

Yo entré en Florencia. Era
de noche. Temblé escuchando
casi dormido lo que el dulce río
me contaba. Yo no sé
lo que dicen los cuadros ni los libros
(no todos los cuadros ni todos los libros,
sólo algunos),
pero sé lo que dicen
todos los ríos.
Tienen el mismo idioma que yo tengo.
En las tierras salvajes
el Orinoco me habla
y entiendo, entiendo
historias que no puedo repetir.
Hay secretos míos
que el río se ha llevado,
y lo que me pidió lo voy cumpliendo
poco a poco en la tierra.
Reconocí en la voz del Arno entonces
viejas palabras que buscaban mi boca,
como el que nunca conoció la miel
y halla que reconoce su delicia.
Así escuché las voces
del río de Florencia,
como si antes de ser me hubieran dicho
lo que ahora escuchaba:
sueños y pasos que me unían
a la voz del río,
seres en movimiento,
golpes de luz en la historia,
tercetos encendidos como lámparas.
El pan y la sangre cantaban
con la voz nocturna del agua.
Pablo Neruda
domingo, 11 de julio de 2010
Tren del adiós (Acróstico)
miércoles, 7 de julio de 2010
Guía del "usua-río"

¿Sabes para qué sirven los ríos? [...] Se pueden usar para navegar -si son profundos-, para viajar, para que los tigres no se mueran de sed, para que Pando se bañe... y también sirven para otras cosas. Si uno está mal, si estás triste, buscás un río, te ponés al lado de la corriente, empezás a pensar en todo lo que te hace mal y lo decís en voz alta. Lo tenés que decir como si tiraras todo al río, y vas a ver como el agua lo lleva todo: las penas, la tristeza, la bronca por algo que haya pasado... Todo lo malo, al río.
"Roma", de Adolfo Aristaraín. Película autobiográfica del cineasta argentino y homenaje nostálgico a su madre, que da nombre a la película, y al amor incondicional de cualquier madre. El protagonista, todavía un niño, escucha a su padre a la orilla de un río.
martes, 6 de julio de 2010
Libera margine
miércoles, 30 de junio de 2010
"Copliyas de madrugá"

Yo te esperé tanto tiempo
en la estación del olvido
que si te vi no me acuerdo
***
Tened compasión de mí
¡Ay luna del desamparo!
pena de este sinvivir
***
A veces lloro pa dentro
pa disimular que sufro
parece que estoy contento
***
Tu querer es como el mar
olas que van y que vienen
y lagrimitas con sal
***
A la luna le pregunto
cuando riela en el mar
si este dolor tan profundo
algún día se va a acabar
***
Cómo no quieres que sufra
niña con tu indiferencia
si ya no tengo ninguna
esperanza en tu querencia
***
Tu ventana se cerró
cuando más necesitaba
algún rayito de sol
***
***
La chiquita piconera (1930)
Museo Julio Romero de Torres
Córdoba
lunes, 28 de junio de 2010
BAILAR

El amor es como un cigarrillo que se quema a medida que se va acercando a los labios, dice la canción. Venimos de una oscuridad y de un silencio infinitos. Salimos a la luz en un punto del universo donde se está celebrando un baile, en el que se nos obliga a danzar, unos arreados por el látigo, otros al son de ese blues de Duke Ellington, que cantaba Yvie Anderson, mientras damos unas cuantas vueltas al sol, no muchas, ochenta y tantas en el mejor de los casos.
Luego nos apeamos de esa noria y penetramos de nuevo en otra oscuridad infinita. La vida se quema en el aire como la brasa de un cigarrillo que se fuma siempre por última vez entre dos silencios infinitos. Volver a nacer, tal como somos, es un imposible matemático, por eso hay que considerar un milagro el haber sido invitados a este baile. Aunque haya pocos motivos para alegrarse de semejante destino, mucha gente está empeñada en que esta fiesta sea lo más placentera posible y merezca la pena haber estado vivo.
Los oráculos no dejarán nunca de recitar las desgracias que van a venir, pero si uno trata de pasar algunos ratos agradables en este planeta la primera regla consiste en no estropearlo más de lo que está. Puede que la sabiduría consista en contemplar la forma en que la brasa se acerca a nuestros labios y convertir ese suceso en una ficción maravillosa y perenne. Esa brasa contiene todas las pasiones humanas que inspiraron a Esquilo y a Sófocles, la locura que desarrollaron los personajes de Shakespeare y toda la belleza. La pantalla de plasma del televisor ha sustituido a la antigua palestra de los teatros griegos y romanos o al Globo de Londres donde se rifaban pollos en el patio de butacas mientras los reyes shakesperianos se apuñalaban en el escenario.
Todas esas pasiones están condensadas en tres minutos de telediario, el tiempo que necesita la brasa para acercarse a tus labios. La realidad es una simple representación en forma de algodones azules y rosas, que sirven lo mismo para representar los cuerpos destrozados por la bomba de un suicida que los caderazos que da una modelo en la pasarela contra el destino. Hemos venido a este mundo a bailar. Unos bailarán arreados por un látigo, otros lo harán mecidos por un blues que les llenará de dulzura los cartílagos. Es verano.
Manuel Vicent
EL PAÍS 27/06/2010
sábado, 19 de junio de 2010
Homenaje

Él sabe que los hombres le temen a la verdad.
Camina entre las cenizas y llega hasta la boca de un volcán.
Puede sentir que no hay mayor prisión para el hombre que la de no reconocerse.
Quien renuncia a buscar en sus sombras, rechaza un saber básico.
No hay vacíos en la tierra desierta.
Allá donde la soledad te convierte en un ser enano ante todo el universo, es donde encuentras respuestas.
Collage de Miguel Cobo Rosa
sábado, 12 de junio de 2010
National Geographic
miércoles, 9 de junio de 2010
La extrañeza

Al nacer ocupamos el sitio de alguien
Y no damos gracias a quien se ausenta
Para legarnos su inestable espacio.
No sabemos ni cómo ni quién fue
El ser desconocido, en dónde estuvo.
Consideramos algo natural
La extrañeza del mundo, su misterio
El castigo y alivio de ser mortales,
El terrible milagro de estar vivos.
José Emilio Pacheco
Imagen: "La extrañeza de existir"
Autor: Martín Sampedro.
Con mi agradecimiento por autorizarme
a emplear su excelente fotografía
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