jueves, 29 de octubre de 2009

Si la palabra es grito


Si la palabra es grito,
cómo duele el silencio que le sigue…
Callada una vez más, ya sólo esperas
esa caricia áspera del hombre que cree serlo
y el tango de los celos del desamor letal.
¿Qué dormitorio inhóspito desprotege tu insomnio?
¿Qué almohada humedecida entumece tu faz?
Un pasillo infinito de presentidos pasos
hace eterna la espera, estéril la esperanza.
La suavidad del tacto que recorría tu espalda
aquella primavera de promesas en flor,
el delicado encaje de tu vestido blanco,
las dulces melodías de la luna de miel…
De todo aquel pasado no te queda futuro
y aquella mano es garra y sus dedos cuchillos
que hieren tatuajes de tigres en tu piel.
Tu colección de lágrimas llena el álbum de boda
y un día serán noticia de triste actualidad.

miércoles, 28 de octubre de 2009

DESVELO


Nocturnas aves descendían de la luna
y gritaban los nombres de sus víctimas
al aire dormido
arrebatado a los insomnes
en las sórdidas grutas del terror.

Sólo cientos de años después
supimos que las almas de los pájaros
transmigran en sueños
y sumen en atroces pesadillas a los tiranos.

Desvelamos el desvelo

lunes, 26 de octubre de 2009

SOTO (Oda a la amistad)


Bien sé que a ser amigo no se aprende
En un lugar común ni en una escuela;
Requiere el alma un tiempo que no vuela
Ni anida, pues no es ave, mas sorprende

A quien sin proponérselo comprende
Razones infinitas. Me consuela
Dejar junto a tu nombre la secuela
Original de este fuego que prende

Súbitamente la zarza de la vida.
Oye el rumor del río que nos lleva:
Trae cristalinas aguas, buena nueva,
Orilla, soto, sombra compartida.


***

Miguel Cobo

sábado, 24 de octubre de 2009

"Evocanción"


Los mismos árboles, la soledad
desnuda y sugerente de las hojas
caídas. Las mismas heridas rojas
del devenir sangrante de la edad.

Los mismos ídolos, los portentosos
templos sagrados de la adolescencia
inmolada. La cálida afluencia
de recuerdos febriles, candorosos.

Qué distinta Venecia, la canción
de Aznavour llenando el aire. La triste
mueca del tiempo, su vacilación

momentánea aun cuando no existe
motivo aparente, resignación
o duda razonable: Me quisiste.

martes, 20 de octubre de 2009

Vía crucis


Al final del andén hay cuatro vías.
Camino por el borde hacia los trenes
varados que me esperan. No sé cuándo
saldrán y cruzo a ciegas. Voy
mirando vagones, impaciente. El vértigo
acelera mis latidos. Atisbo mi destino.

El tren que me transporta a mi pasado.
El tren que un día perdí y está en vía muerta.
El tren que cruza el túnel del deseo.
El tren que parte y nunca ha de volver.

Siento un escalofrío en plena médula.
La duda paraliza mi albedrío.
Los pies turban mis pasos. Hay una niebla
súbita que anega el corazón y la estación.
No hay viajeros. La soledad me agobia
mientras un ciego impulso me hace subir al tren
de la vía cuatro. Por la megafonía
anuncian la salida. Sube lenta mi alma
ligera de equipaje y sin billete.

***

Miguel Cobo Rosa

sábado, 17 de octubre de 2009

La luz


No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.



Eloy Sánchez Rosillo

jueves, 15 de octubre de 2009

AVE de paso



Octubre, el tren
se acerca.
Hay un humo
sin fuego en el andén
de alguien que sueña
y fuma.
Llega el AVE de paso;
se posa unos minutos
breves como la página
que sólo leen tus ojos.
Caen las primeras hojas
en el parque cercano.
Si el tren te lleva ahora,
será otoño. Seguro.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Acróstico iniciático



Pétalo de la boca

Aire delimitado

Labio inquieto sin beso

Astrolabio del alma

Balbuceo consentido

Recuerdo confiscado

Alimento de oídos

           ***

Miguel Cobo Rosa

miércoles, 7 de octubre de 2009

Andén de la memoria


Entre todos los trenes que algún día perdí
sólo uno me quema la razón. Esa duda
atormenta mi insomnio, me parte
el alma en dos. Atraviesa
las cuatro estaciones con sus viajeros grises
y proyecta su luz en la niebla
del destino imposible. Nadie
me espera ya. No hay un banco
en el andén de la memoria. A veces
sin embargo sí escucho algún silbido
entre la lluvia, allá donde perdí por vez primera
la esperanza de verte en la angostura.

Veo que alguien se desliza silencioso
por la escala del tiempo y borra mis recuerdos.
Deja un rastro de música lejana
con un aire de blues o summertime.

Esa trompeta líquida y amarga
me acerca a una ciudad que desconozco.
Una ciudad de sombras y miradas ocultas.
El café me desvela mientras se aleja el tren.
El asma se hace dulce en la voz de Ray Charles.

sábado, 3 de octubre de 2009

Julia Anula, hija de Cayo, aquí yace


"Julia Anula, hija de Cayo, aquí yace.
Por el hado nefando amenazada, poco vivió:
la muerte la arrebató cuando contaba dieciocho abriles
de su joven edad.
Dile, oh viandante, séate la tierra leve."
(Lápida romana. Museo de Mérida).




Que jamás puede ser la tierra leve
para tu cuerpo en flor,
oh, Julia Anula, dieciocho
abriles en silencio
y en terrible quietud.
Que pesa, y duele, y amordaza
esa oscura tierra que te inunda
los ayer limpios ojos,
la boca soñadora
de un beso iluminado,
los derruídos pechos
tan sólo acariciados por el frío.
No eres ya ni recuerdo, Julia Anula,
ni siquiera ceniza en columbario,
mas perdura tu huella en el granito
proclamando tu presencia fugaz
¿Qué praderas habitas,qué lagunas
reflejan tu silueta de gacela,
qué bronces de campanas se alimentan
con el llanto lejano de tu voz?
Los dioses te acogieron
con la esquiva sonrisa del que oculta
un error disfrazado de destino,
que no es justa la muerte
si la vida es promesa no cumplida.
Perdónalos y duerme
un sueño de truncadas primaveras
entre tus manes familiares,
mi dulce Julia Anula,
triste memoria de muchacha,
sólo nombre,
definitivamente piedra.


Antonio Porpetta