miércoles, 30 de junio de 2010

"Copliyas de madrugá"




Yo te esperé tanto tiempo

en la estación del olvido

que si te vi no me acuerdo


***


Tened compasión de mí

¡Ay luna del desamparo!

pena de este sinvivir


***


A veces lloro pa dentro

pa disimular que sufro

parece que estoy contento


***


Tu querer es como el mar

olas que van y que vienen

y lagrimitas con sal


***


A la luna le pregunto

cuando riela en el mar

si este dolor tan profundo

algún día se va a acabar


***


Cómo no quieres que sufra

niña con tu indiferencia

si ya no tengo ninguna

esperanza en tu querencia


***


Tu ventana se cerró

cuando más necesitaba

algún rayito de sol

***


La chiquita piconera (1930)
Museo Julio Romero de Torres
Córdoba

lunes, 28 de junio de 2010

BAILAR



El amor es como un cigarrillo que se quema a medida que se va acercando a los labios, dice la canción. Venimos de una oscuridad y de un silencio infinitos. Salimos a la luz en un punto del universo donde se está celebrando un baile, en el que se nos obliga a danzar, unos arreados por el látigo, otros al son de ese blues de Duke Ellington, que cantaba Yvie Anderson, mientras damos unas cuantas vueltas al sol, no muchas, ochenta y tantas en el mejor de los casos.


Luego nos apeamos de esa noria y penetramos de nuevo en otra oscuridad infinita. La vida se quema en el aire como la brasa de un cigarrillo que se fuma siempre por última vez entre dos silencios infinitos. Volver a nacer, tal como somos, es un imposible matemático, por eso hay que considerar un milagro el haber sido invitados a este baile. Aunque haya pocos motivos para alegrarse de semejante destino, mucha gente está empeñada en que esta fiesta sea lo más placentera posible y merezca la pena haber estado vivo.


Los oráculos no dejarán nunca de recitar las desgracias que van a venir, pero si uno trata de pasar algunos ratos agradables en este planeta la primera regla consiste en no estropearlo más de lo que está. Puede que la sabiduría consista en contemplar la forma en que la brasa se acerca a nuestros  labios y convertir ese suceso en una ficción maravillosa y perenne. Esa brasa contiene todas las pasiones humanas que inspiraron a Esquilo y a Sófocles, la locura que desarrollaron los personajes de Shakespeare y toda la belleza. La pantalla de plasma del televisor ha sustituido a la antigua palestra de los teatros griegos y romanos o al Globo de Londres donde se rifaban pollos en el patio de butacas mientras los reyes shakesperianos se apuñalaban en el escenario.


Todas esas pasiones están condensadas en tres minutos de telediario, el tiempo que necesita la brasa para acercarse a tus labios. La realidad es una simple representación en forma de algodones azules y rosas, que sirven lo mismo para representar los cuerpos destrozados por la bomba de un suicida que los caderazos que da una modelo en la pasarela contra el destino. Hemos venido a este mundo a bailar. Unos bailarán arreados por un látigo, otros lo harán mecidos por un blues que les llenará de dulzura los cartílagos. Es verano.



Manuel Vicent

EL PAÍS 27/06/2010

sábado, 19 de junio de 2010

Homenaje




Él sabe que los hombres le temen a la verdad.

Camina entre las cenizas y llega hasta la boca de un volcán.

Puede sentir que no hay mayor prisión para el hombre que la de no reconocerse.

Quien renuncia a buscar en sus sombras, rechaza un saber básico.

No hay vacíos en la tierra desierta.

Allá donde la soledad te convierte en un ser enano ante todo el universo, es donde encuentras respuestas.


Collage de Miguel Cobo Rosa

sábado, 12 de junio de 2010

National Geographic



Estereofonía de senos de princesa
Letanía sensual de miradas
de
labios

Cacofonía marítima de piernas
como olas

Monomanía de tiernos caprichos
como una lágrima
en la soledad
de la
belleza

Tu boca de papel
enmudece los besos

miércoles, 9 de junio de 2010

La extrañeza




Al nacer ocupamos el sitio de alguien
Y no damos gracias a quien se ausenta
Para legarnos su inestable espacio.

No sabemos ni cómo ni quién fue
El ser desconocido, en dónde estuvo.

Consideramos algo natural
La extrañeza del mundo, su misterio
El castigo y alivio de ser mortales,
El terrible milagro de estar vivos.



José Emilio Pacheco


Imagen: "La extrañeza de existir"
Autor: Martín Sampedro.

Con mi agradecimiento por autorizarme
a emplear su excelente fotografía

miércoles, 2 de junio de 2010

Suena triste la armónica




Suena triste la armónica,
llena con su eco lánguido
la tarde primavera
en la ciudad distante.

Tu sombrero en la acera
espera la moneda
del urbanita sordo
antes de que anochezca.

La balada define
entre ruidos de coches
y gritos infantiles
la infinita distancia
que separa esta tarde
de la noche imposible.

Suena triste la armónica...


Foto: Manuel Pozo Coronado (2009)