lunes, 25 de junio de 2012

Hechizado por las aguas




“Ahora, casi todos a los que amé en mi juventud están muertos, incluso Jesse. Pero sigo buscándoles. Ya soy demasiado viejo para ser buen pescador y suelo meterme en el río solo, aunque algunos amigos opinen que no debería hacerlo.

Cuando me encuentro sólo en el crepúsculo de la montaña toda mi existencia parece fundirse con mi alma y mis recuerdos, con los sonidos del río y con un ritmo de cuatro compases y la esperanza de que surja un pez.

Finalmente todo se funde en una sola cosa y un río la cruza. El río que fue excavado por el gran diluvio universal y corre sobre las piedras desde el sótano de los tiempos.En algunas de las piedras hay gotas de lluvia y témpanos, bajo las piedras están las palabras y algunas de las palabras son las de ellos.

¡Estoy hechizado por las aguas!”



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viernes, 22 de junio de 2012

La noche del cazador (el descenso del río)





"El descenso del río se tiñe de un carácter onírico, fantástico, propio de los cuentos de hadas, propiciando la irrupción de lo maravilloso a través de la presencia de toda una fauna literaria, un bestiario fabuloso que se convierte en testigo del viaje y la escapada: la telaraña, el zorro, los conejos, la tortuga, la lechuza… En paralelo con estos observadores de una naturaleza idílica, Harry emprende la persecución por la ribera del río a modo de una especie de Lady Godiva maligna, a lomos de un impoluto caballo blanco frente al que su atuendo negro y siniestro todavía contrasta más. Toda la mitología asociada al río se hace  evidente. Por un lado, al modo de Moisés y tantos otros personajes literarios (Amadís, Tristán…), será el espacio por el que se canalice la huida. El descenso del río como itinerario de salvación. En este punto, hay una clara deuda con la tradición norteamericana inaugurada por Mark Twain en las novelas de Tom Sawyer y Huckleberry Finn."

(Extracto de Juan Ramón Gabriel: http://www.encadenados.org/nou/n-66-benditos-fracasos/la-noche-del-cazador-1955-de-charles-laughton )






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viernes, 8 de junio de 2012

Son los ríos


                                         Foto: Río Paraná (Santa Fe -Argentina) de Ricardo de Luca



Somos el tiempo. Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.

Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego.

Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado.
Todo nos dijo adiós, todo se aleja.

La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda,
y sin embargo hay algo que se queja.


Jorge Luis Borges

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