Imagen: NASA
Cuando ya no seamos ni recuerdo
del último confín de nuestra sangre.
Cuando al fin se borre toda huella
y no quede ni rastro del olvido
y una montaña de un planeta ignoto
haya negado el eco de tu voz,
ya insonoros el tiempo y sus campanas;
cuando ya desahuciados de la nada
y la estirpe de la especie sea
el espectro de un cromosoma errante,
será entonces, sí, cuando seremos
los dueños absolutos del silencio
que alberga la orfandad del Universo.
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Miguel Cobo Rosa
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Miguel Cobo Rosa