domingo, 14 de junio de 2009

RIOGRAFÍA


“Y mi voz ya no es mía (...)



cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura”



Xavier Villaurrutia

5 comentarios:

ángel dijo...

Un clásico, este fragmento de Villaurrutia, uno de los grandes del Grupo Contemporáneos.


Saludos...

Miguel Cobo dijo...

Admiro desde que lo leí a tu compatriota Villaurrutia. Utilicé este fragmento como cita introductoria de mi libro, cuya portada la acompaña. Mi voz, al hacerse pública (tanto en la letra impresa como en el océano virtual), ya no me pertenece, al tiempo que cae en un abismo insondable. No podría haber elegido otra mejor. Gracias, Ángel.

Capitán Clostridium dijo...

Miguel, tanta verdad hay en Y MI VOZ DEJA DE SER MÍA
¿Sabe? Yo, durante muchos años, compuse poemas. Tengo muchos poemas. Mostrarlos al mundo me sigue dando vergüenza. Como verá mi blog es de muy reciente creación. Utilizo la ficción en prosa y me escudé en sus personajes para contar historias, mis historias. Diez años sin escribir han sido demasiados. Muchísimos. Ahora pago las deudas conmigo mismo.

Miguel Cobo dijo...

Tienes un gran capital, no sólo para saldar esa cuenta, sino para invertir en nuevos barcos y singladuras, incluso para fundar una naviera. Ese capital se compone de los siguientes tesoros y otros que ya iremos descubriendo en sus correspondientes islas virtuales(el orden es aleatorio): sensibilidad, cultura, creatividad, recursos, tiempo (eres muy joven), buen gusto y sentido del humor. Y a partir de ahora, invocando la máxima de los navegantes iguales ante el poder inmenso del mar, nos tuteamos y te correspondo como seguidor. Viento favorable, rumbo a la amistad.

Miguel Cobo dijo...

Este es el poema completo del que extraigo la cita:

NOCTURNO EN QUE NADA SE OYE

En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen
sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte
en esta soledad sin paredes
al tiempo que huyeron los ángulos
en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre
para salir en un momento tan lento
en un interminable descenso
sin brazos que tender
sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible
sin más que una mirada y una voz
que no recuerdan haber salido de ojos y labios
¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios?
Y mi voz ya no es mía
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
el latido de un mar en el que no sé nada
en el que no se nada
porque he dejado pies y brazos en la orilla
siento caer fuera de mí la red de mis nervios
mas huye todo como el pez que se da cuenta
hasta ciento en el pulso de mis sienes
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.