domingo, 9 de agosto de 2009

HUIDA



Huyamos lejos, más lejos aún.
Hacia los bosques de las hojas de plata,
hacia el horizonte de las rocas rojas,
allá por las colinas del otoño,
donde se decantan los posos de las dudas
y se enreda la hiedra en el alma.

Huyamos tras las huellas
que dejaste en la playa de Maro,
tras el acantilado de oro,
cuyo brillo guardas en tus íntimas sedas,
tras las cuales se orienta mi olfato de setter
cuando roza mi nariz tu hierba entretejida.

Huyamos una noche, cuando la bruma oculte
la estrella polar que nos descubre
esta tierra que amamos
y ya desorientados nos perdamos los dos
en el abismo de tu sexo.

4 comentarios:

Capitán Clostridium dijo...

¿Y esa playa? Me recuerda mucho a las que hay por aqui.
Saludos.

Miguel Cobo dijo...

Esta cala preciosa está en el término de Nerja (Málaga), escenario del inveterado Verano Azul; aunque en mi poema, el matiz cromático evoluciona hacia el "verde". Otro saludo.

Capitán Clostridium dijo...

Ayer estuve en una playa de las pocas que quedan en estado salvaje, o cuasi-natural. Una pena que se vayan perdiendo, a mí me hubiese gustado conoeer la Costa del Sol en sus orígenes.

Anónimo dijo...

He visto tu etiqueta Venus y me he sentido atraído (¿viejo verde?) y descubro Maro. Ahí íbamos hace muchos años, cuando aún se podía acampar en las playas y nos apalancábamos todo mi grupo. ¡Éramos tan jóvenes e ingenuos! Ni siquera habíamos previsto que la vejez llega...
Rigoletto