Yo era un lobo bueno. Pero Caperucita, cada vez que pasaba por el bosque, se burlaba de mí: que si lobucho “carachucho”, que si lobato “caragato”… Hasta que un día –la paciencia tiene un límite- me harté y me la comí. Luego, me vine a vivir a la ciudad donde, desde entonces, voy contando mi verdadera historia por todos los programas “basura” de las televisiones, cobrando una pasta; es decir, vivo del cuento.
3 comentarios:
Lobos modernos, jajaja.
Nada que ver con los viejos lobos marineros.
Me encanta: "lobo carachucho"... jajaja...
Muy buen diverticuento.
Bxo
No había visto esta incuirsión tuya en el mundillo del cuento. Me ha encantado, Miguel.
AG
Publicar un comentario