jueves, 30 de julio de 2009

Elegía


Cuando el mar penetra tierra adentro
con su ejército de peces desahuciados
nadando a contracorriente del tiempo desencauzado,
hay un fragor de aves migratorias,
perdido su rumbo,
sin conciencia de la ubicación del invierno,
anunciando a las rocas sin nidos
la proximidad de la muerte.

Muerte temprana, río arriba.
Mar que se adentra y no espera
la desembocadura natural,
con su aluvión de restos de recuerdos,
antes del sedimento necesario
del corazón.
Río arriba la muerte,
el impaciente mar
con su dulce marea inescrutable.

Amigo del olivar y de la vieja torre,
tu vida no fue tu río
porque el mar vino a buscarte.

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