sábado, 4 de julio de 2009

EL ADIÓS


Entró y se inclinó hasta besarla
porque de ella recibía la fuerza.
(La mujer lo miraba
sin respuesta)

Había un espejo humedecido que
imitaba la vida vagamente. Se apretó la
corbata, el corazón, sorbió un café
desvanecido y turbio,explicó sus
proyectos para hoy,sus sueños para
ayer y sus deseos para nunca jamás
(Ella lo contemplaba
silenciosa)

Habló de nuevo. Recordó la lucha de
tantos días y el amor pasado. La vida es
algo inesperado, dijo. (Más frágiles que
nunca las palabras.)

Al fin calló con el silencio de ella,
se acercó hasta sus labios y lloró
simplemente sobre aquellos labios ya
para siempre sin respuesta.


José Ángel Valente

2 comentarios:

Capitán Clostridium dijo...

Estos versos desgraciadamente dicen lo que no me atreví a decir en el tema "Tormentas Inesperadas". Cuentan lo que no me atreví a contar en ese momento....
sus deseos para nunca jamás que impotencia me ha causado leer esa frase.
Un saludo, desde el mar de la tranquilidad en el que hoy me encuentro.

Miguel Cobo dijo...

Capitán, también en los naufragios podemos encontrar una tabla de salvación. Robinson Crusoe sobrevivió en la isla no sólo al naufragio, sino también a la soledad. No busco la desolación ni la tristeza en estos poemas, ya sean propios o ajenos. Busco la belleza como último reducto ,liberador, del desvalimiento existencial del ser humano. Ánimo, Clostridium, las almas sensibles siempre encontrarán un puerto al abrigo de la tempestad. Un saludo.