martes, 30 de abril de 2013

Diario del funambulista (abril III)



     
                          



21 de abril

While my guitar gently weeps


Si un día cualquiera sin motivo aparente
la tarde deriva a la tristeza y tu copa se enturbia
con un cóctel de recuerdos on the rock,
no sería raro que rondara tu alma la lánguida
guitarra de George Harrison llorando su canción.


***



22 de abril

Lo supe ayer:
Cuando navegues por el Mar de las Sirenas Insomnes,
resístete a sus cantos seductores.
Si sucumbes tu memoria nunca descansará,
porque se alimentarán de tus sueños.

***



23 de abril

Si alguna vez -y será pronto-
perdiera el equilibrio y la plaza vacía
y en silencio me ofreciera su empedrado inerte
para caer en desgracia,
ya huidos los aplausos a otros vuelos más altos,
no tensaré la cuerda sobre la que camino cada noche:
Sé que tiene otros usos en las más altas ramas
de los árboles.

***



24 de abril

Alergia


El funambulista mira un Boticelli, un paso adelante,
y escucha a Vivaldi, dos pasos atrás.
Sonata de primavera: los ojos en Valle Inclán.
Mas no todo es bucólico en su cuerda:
Un grano de polen asesino viaja en un escorzo
de la brisa: Su equilibrio inestable, un paso adelante,
dos pasos atrás, presiente la traición del estornudo.

***



25 de abril

Arden mis pensamientos con el fulgor
del plenilunio.
Veo al sonámbulo domador de pájaros
hipnotizándolos sobre las cornisas.
Cree que son los deseos
que se fugaron de sus sueños.
"Despierte el alma dormida".

***



26 de abril

Al hotel de los exiliados aún llegan cartas vacías.
Contenían palabras heridas
que se desangraron mientras los gritos del silencio
buscaban su eco en las altas montañas de la Libertad.
Su matasellos marcó la cara del tirano
con un tatuaje de tinta indeleble
diluida en las lágrimas del desamparo.
Pero un ejército de palomas mensajeras sobrevuela
las ciudades, los mares, los desiertos, los bosques del mundo
para recuperar en los amaneceres de la esperanza
el alma , la memoria y las huellas de los remitentes:
El mensaje de la dignidad sobrevivirá al de la ignominia.

***



27 de abril

Busco el equilibrio
y camino vacilante sobre mis propios versos.
Persigo las palabras, que huyen de mí,
al tiempo que yo huyo también de mis dudas.
De súbito las palabras
se vuelven contra mí: Me llaman
mentiroso e impostor.
Pero yo me revuelvo y les digo que son ellas
las que mienten:
¿A quién creer?
¿A mí o a mis palabras?

***




28 de abril

Los restos del naufragio son a veces
pequeños detalles cotidianos que pasan
generalmente inadvertidos.
Media barra de pan duro de ayer,
un poco de café frío en la cafetera;
los restos de la cena en la bandeja
y una nota olvidada en la cocina
que viene a recordarte antes de irte a dormir
que no siempre que se cierra una puerta
se abre otra y que el dios que conoces
cuando te aprieta de verdad te ahoga.

***



29 de abril

Acróstico conceptual básico



Fe
Utopía
Nubes
Aire
Miradas
Bamboleo
Ubicuidad
Libertad
Ingravidez
Suspense
Tiempo
Altura

***



30 de abril

Se abre una navaja de plata
a los pies del funámbulo. Sus destellos
cortan a tornasol el aire de un suspiro
hiriendo su mirada.
Mas sus ojos prendidos en el vértigo
albergan la peregrina luz
de las luciérnagas.
Cuando llegue la noche,
por las altas cornisas del insomnio
desplegará sus alas de sonámbulo.

***




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5 comentarios:

José Luis Martínez Clares dijo...

Cuando te leo, siento la necesidad de deslizar los dedos por esos versos. ¿No existe posibilidad de que descansen en un papel? Esto debe tener salida, amigo Miguel. ¡Menuda sensibilidad! ¡Menudo lenguaje! Abrazos entregados

Emilio Calvo de Mora dijo...

Martínez Clares & Calvo de Mora: fans total.

Juan Herrezuelo dijo...

Yo quisiera apostarlo todo por el mensaje de la dignidad frente al de la ignominia, pero no sé si me cegaría el deseo; me temo que sería una apuesta con el corazón, no con el monedero. Y cuánto recelo de las ventanas que abren los dioses cuando le ponen cerrojos a la puerta, que sensación de alambre saboteado, que vértigo de empedrados inertes, de navajas de plata, de notas en la cocina.

Qué hermosos poemas, Miguel.

El abrazo que te envío acaso no llegue a ser más que el gesto de tenderte los brazos desde aquí abajo.

Miguel Cobo dijo...

José Luis,ojalá algún día mis sueños fueran de papel. Pero me temo que la edad tardía me obligará a jubilarme en el alambre. Pero eso no me impedirá agradecerte de corazón tus palabras, tu fidelidad y tu amistad.

Bajo de las nubes para darte otro abrazo.

***


Emilio, sois "fanstásticos". Me dais el aire que me falta cuando contengo la respiración en la cuerda floja.


***

Solo cuando bajo del alambre me atrevo a leer los comentarios de Juan Herrezuelo. La emoción se traduce en temblor y podría afectar gravemente a mi equilibrio. Es una paradoja, pero siempre me pregunto si merezco tus elogios, Juan; si mis palabras estarán a la altura de las tuyas. Y lo digo sin falsa modestia, desde la admiración sincera. Desde el agradecimiento absoluto.
Bajo por la escala de cuerda hacia tus brazos tendidos y en el abrazo nos encontramos.

Vosotros, José Luis, Emilio, Juan, sois tres altas torres en cuyas antenas amarro los anclajes de los cables que habrán de sostenerme. Solo así me atreveré a continuar. Insisto: Gracias por estar ahí.

XuanRata dijo...

Hay un momento allá arriba en el que el funambulista cierra los ojos: sobreviene entonces otra oscuridad no mayor pero si más intensa.

Es toda una aventura seguirte, Miguel, y observar como cambian los tonos, las perspectivas, a medida que avanzas por la cuerda de la primavera, tan cambiante.

Un abrazo.