
Si la palabra es grito,
cómo duele el silencio que le sigue…
Callada una vez más, ya sólo esperas
esa caricia áspera del hombre que cree serlo
y el tango de los celos del desamor letal.
¿Qué dormitorio inhóspito desprotege tu insomnio?
¿Qué almohada humedecida entumece tu faz?
Un pasillo infinito de presentidos pasos
hace eterna la espera, estéril la esperanza.
La suavidad del tacto que recorría tu espalda
aquella primavera de promesas en flor,
el delicado encaje de tu vestido blanco,
las dulces melodías de la luna de miel…
De todo aquel pasado no te queda futuro
y aquella mano es garra y sus dedos cuchillos
que hieren tatuajes de tigres en tu piel.
Tu colección de lágrimas llena el álbum de boda
y un día serán noticia de triste actualidad.