jueves, 24 de noviembre de 2011

Otoño



Inicia su viaje entre las notas mudas
de cada adiós. Abraza
la otoñal ausencia que se gesta
en el núcleo del alma. Destila
toda la soledad y su melancolía
la nueva luz que madura en las uvas de octubre.
Se vislumbra otro tiempo. Te esperan
otras voces. Era
este refugio de amistad y añoranza
algo más que azahar,
preludio de los cítricos silvestres.
Ahora lees otros versos
con ese digno oficio que requiere el silencio,
la atención de la brisa indolente de un inhóspito ámbito.
Huye y vuelve: Migra como las aves y retorna este invierno.
Siempre habrá un sol cálido en la plaza.


***

9 comentarios:

Marisa dijo...

El sol más calido del año es aquel de la plaza del otoño, aquel que destila hojas caídas después de la vendimia de soledad y melancolía de octubre.
Tomará vacaciones en invierno pero seguirá iluminando tus versos y ese precioso cuadro que los acompaña.

Un beso, Miguel.

Rochies dijo...

encontré una perlita en la arena.
hermoso.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Siempre pensé enel otoño como en la época natural para la poesía, que es luz, pero luz de otoño. Tu hermoso poema lo confirma y me llena.

Kaperusita dijo...

Bellamente retratada la transición del imprescindible otoño, donde todo adquiere madurez para dar paso al mutismo del gélido viniente. Debe ser duro acallar jolgorios veraniegos y guardar en baules historias de otros colores más vivos, pero sin duda(y me repito), imprescindible su paso.
Saludos otoñales, querido amigo.

José Luis Martínez Clares dijo...

El otoño es la estación de la que se enamoran todas las artes. Saludos

XuanRata dijo...

Es efectivamente luz destilada la del otoño, y puede llegar a emborrachar. Bebámosla.

A.Torrante dijo...

Estación para la reflexión como el Otoño no debe haber ninguna. Es lo suficientemente luminosa como para no deprimir y fresca como para no embotar los sentidos. El invierno es muy frío, la Primavera muy "cachonda" y el Verano demasiado caluroso.

Alberto Granados dijo...

He leído estos hermoso versos tuyos con esa digna atención que requiere el silencio. Yo, que estoya otoñando hace tiempo, te los agradezco.
Por cierto, que me está costando varios intentos poder poner este comentario, si es que finalmente sale.
Creo que Blogger está de nuevo al ataque.

Miguel Cobo dijo...

Marisa: Tú sí que eres un sol. Vuelve siempre.

Un beso nectarino

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Rochitas: Y yo te encontré a ti. Gracias.

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Emilio: Una cosa es la poesía y otra los Juegos florales. La poesía es de otoño y los juegos, de primavera. Aunque no perdamos de vista que hay otoños primaverales y primaveras otoñales. Pronto nos refugiaremos en nuestros cuarteles de invierno.

Un abrazo.

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Kaperusita, todo cambio de estación significa el final de un trayecto, a la espera de un nuevo tren. La polisemía de la estaciones nos permite estos juegos anímicos.

Besos desde el otoño hemisférico y vital.

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José Luis, llevas razón; pero en todas las estaciones hay días otoñales.

Saludos

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Xuan, tal vez hables del don de la ebriedad al que se refería Claudio Rodríguez. Bebamos de esa luz equinoccial.

Un saludo

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A Torrante. Digamos que el otoño es más lírico y la primavera más erótica. Pero si se trata de clímax, da igual la estación, amigo.

Un abrazo.

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Alberto, no se puede negar que existe un gran sincronía en nuestros "otoños". Y no me hables de Blogger, porque ya son varias decenas los comentarios que se han perdido en algún agujero negro del ciberespacio. Estos , si se publican, sustituyen a otros que desaparecieron por uno de esos irritantes errores. De ahí el retraso en mis respuestas. A todos os pido excusas, amigos. Como dirían en TVE, se perdieron por causas ajenas a mi voluntad.

Abrazos para todos.