Imagen: Quint Buchholz
Llega el tedio. Se instala en la quietud.
Vana memoria hueca de las horas
perdidas del desvelo. Insonoras
ausencias, latidos de infinitud.
Cansado el río, del cauce su virtud
desvirtuada, ya extraña las demoras
del afluente secreto que tú añoras
seco ya de recuerdos. Senectud
del alma sola en su ancestral caverna,
sus ciervos en rupestre cacería
asaeteados por la flecha eterna.
No hay aire en la invernal monotonía
del silencio embridado en la galerna
del tiempo en su callada sinfonía.
***
Miguel Cobo Rosa
Vana memoria hueca de las horas
perdidas del desvelo. Insonoras
ausencias, latidos de infinitud.
Cansado el río, del cauce su virtud
desvirtuada, ya extraña las demoras
del afluente secreto que tú añoras
seco ya de recuerdos. Senectud
del alma sola en su ancestral caverna,
sus ciervos en rupestre cacería
asaeteados por la flecha eterna.
No hay aire en la invernal monotonía
del silencio embridado en la galerna
del tiempo en su callada sinfonía.
***
Miguel Cobo Rosa
2 comentarios:
Me gusta, Miguel, y me gusta también que retomes el blog. Un abrazo.
El arte mágico de componer un soneto...
Publicar un comentario