viernes, 7 de junio de 2013

Cortaste una rosa



Cortaste una rosa mientras yo dormía
y la pusiste en el vaso de mi mesilla
encima de una carta de despedida.
Tiré la rosa en una barca de remos
y dejé que se la llevase la corriente
allí desapareció bajo los sauces llorones
en un lugar donde el río formaba un meandro.
La barca se llevó la rosa.
La corriente se llevó la barca.
El río se llevó el puente
donde las mujeres se paseaban por la tarde
cuando el sol teñía de rojo al río.
A ti se te llevó el puente.
La barca era de un verde sucio
vieja, estaba llena de agua, medio podrida
y se llamaba Amalie II.

Y así pasan las cosas, yo ahora vivo
solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul
y añoro con la misma fuerza
eso que hay detrás de las montañas brumosas
y eso que se esconde de sí mismo
dentro de mí
entre las palabras de tu carta.

Existir es saber.
Viajar es sufrir.
Lo primero no lo quiero.
Lo segundo es superior a mis fuerzas.






Henrik Nordbrandt



 
De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Bajo el mausoleo" 1987)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003


***

3 comentarios:

A.Torrante dijo...

Viendo que la barca estaba medio podrida, se entiende el porqué de la rosa, la carta y la despedida. Algunas veces hay que dejar que la corriente se lleve las barcas podridas. En otros casos, cuando el carpintero es hábil, tal vez pueda remover la parte podrida y reparar la barca, pero el costo podría ser superior a comprar una nueva. Igual es bueno que existan puentes. Abrazo!

Juan Herrezuelo dijo...

Interesante inversión final de conceptos, pues en el imaginario colectivo existir es sufrir y viajar es saber. La rosa parece lo único vivo en esa barca que a duras penas, medio hundida y con sus maderas podridas, es arrastrada por el río; la rosa y la soledad. No conozco al escritor, y el título del libro me resulta a la vez atractivo e intrigante. Un abrazo.

Miguel Cobo dijo...

Me gusta, A.Torrante, ese pragmatismo tuyo aplicado a los textos poéticos que acaba resultando tan lírica o más que el poema original y que acaban por liberarnos de nuestro ensimismamiento. Tiendo otro puente transatlántico de amistad hacia ti.
Un abrazo.

***

Juan, descubrí anoche mismo al autor, casi al azar. Suelo entrar en la página excelente "A media voz" y detengo el dedo índice en un clic "roedor" que rara vez no le hinca el diente a un buen queso.
Henrik Nordbrandt me fascinó desde el primero al último de los poemas que albergaba la referida página que te enlazo:


http://www.amediavoz.com/nordbrandt.htm