lunes, 31 de octubre de 2011

Tren Silvania



En un intento vano de ahuyentar tus fantasmas

te subiste en el tren de los vampiros.

Recorriste sin miedo los pasillos de sus vagones gélidos

y miraste detrás de las cortinas. Eran viajeros clónicos

iguales a sí mismos cual cromos repetidos

de antigua colección. ¿O eran fotografías

de tu propio pasado? No percibes el rostro

reflejado en tu espejo. Tienes la mano fría.

Tu corazón no late. El tren no se detiene.
 

 
 
Miguel Cobo
 
 
 
                                                                            ***

11 comentarios:

A.Torrante dijo...

Y hacen falta dos monedas para el barquero del Hades o con el billete de ida alcanza?

Miguel Cobo dijo...

Las dos monedas nos las gastamos antes en la barra, amigo. El viaje a la Eternidad puede ser muy pesado, sobre todo para un vampiro.

Saludos, Ato. Y gracias por subir al tren (hay que tener valor)

Rodolfo Serrano dijo...

Me encantan los trenes. Me mata este poema.

A.Torrante dijo...

Más que valor, desprecio por el miedo.
Ok te acepto el convite, pero esta vez, ya que tengo las monedas, pago yo! Abrazo!

Juan Herrezuelo dijo...

A tu bello juego de palabras (trensilvania...) respondo con uno muy torpe por mi parte que encarrilo a vuela pluma: "trenebroso" viaje el que se sueña tras las cortinas de tus versos. Un abrazo.

Marián dijo...

Subir a ese tren de los vampiros para despistar a los propios fantasmas...ha sido algo arriesgado...pero hay que seguir hasta el final, para ver que pasa...
Un beso.

Unknown dijo...

El tren de los vampiros. Me gusta mucho esta idea, papá. un abrazo.

Alberto Granados dijo...

Si al menos el tren llevara un puñado de mi tierra natal... Si vendieran una buena sangría en el vagón restaurante... Si la niebla no nos encogiera el corazón que no late... Si pudieramos mirar limpiamente un amanecer...
Es que esto no es vida.

AG

Ramón Besonías dijo...

Me entraste las ganas de viajar por el cuerpo, Miguel.

Miguel Cobo dijo...

Amigos, tras escribir sendas respuestas personalizadas, este ha sido el desesperante resultado de Blogger (también me ha pasado con otros comentarios en vuestros respectivos blogs):

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Será cosa de los vampiros.


Os agradezco vuestros comentarios de corazón. Mi paciencia, en estado de ebullición, no me permite ahora repetirlos de nuevo. En lo sucesivo trataré de copiarlos antes de accionar intro.

Abrazos.

Marisa dijo...

Tren de vampiros de vida, traqueteando por su propia onomatopeya sin detenerse, guardando en sus entrañas esas fotografías grises del pasado extraviado.

Sobre raíles o sobre las aguas, tus versos siguen la fuerza del viento, Miguel.

Un fuerte abrazo postrensilvánico.