martes, 6 de septiembre de 2011

Acróstico equinoccial

                                                Fotografía: Blog El río del olvido



Sedimenta  la noche los sueños ya prescritos
En la cueva del tiempo que horadó tu recuerdo.
Posan los días cansados las letras de tu nombre
Traspasando la raya que les trazó el destino.
Imitar a la vida no es más que una utopía
Embriagada del río que presiente el otoño.
Migran alguna almas antes del equinoccio.
Bajan las aguas turbias tras las últimas lluvias
Remansando unas horas las luces del crepúsculo.
Emergen desde el fondo los idus de septiembre






                                                                          ***

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu espléndido poema ya valdría la pena por los dos primeros versos, magistrales. Pero es ue además te asomas a ese misterio que es el jet lag emocional que supone pasar de forma suave, del verano a la rutina, algo de lo que yo me ocupaba hace unos días, en "Coda".
Sólo que tú lo escribes magistralmente y yo sólo hago lo que puedo.
No tardes tanto de un poema a otro.

AG

Marisa dijo...

Acrósticos que abren no solo versos sino ya el murmullo del río del otoño.
Excelente composición, Miguel.

Un abrazo.

Ramón Besonías dijo...

Septiembre es un mes para recolocar el alma, acostumbrada en verano a servirse a gusto de las horas. Septiembre invita a pensar, a rearmar los días de esperanzas, algunas de ellas perdidas en la flama del estío. Otras nuevas primaverean, invitándote a seguirlas. Aguas turbias, como apuntas con tino, amigo Miguel, que acaban al final del río en remanso.

Kaperusita dijo...

Qué bonito Miguel!!! que buen gusto tu paseo por el mes que más me llena y transforma. Septiembre tiene la ardua tarea de despojarnos de sueños de verano e infundirnos responsabilidades y compromisos, y tú, además de hacerlo con sentido demuestras un gusto exquisito que aprecio y admiro.
Felicidades, más a mi por poder aprenderte, el egoismo me ha podido esta vez :)

Juan Herrezuelo dijo...

La poesía es también un juego, como la música, y el que tú propones siempre mueve a la admiración. La idea de sueños ya prescritos es... En fin. Para esas asignaturas pendientes no hay septiembres que valgan, ni vendimia para los anhelos agostados.
U
n

a
b
r
a
z
o

María Victoria Prieto Grandal dijo...

Con todo el asombro ante tus acrósticos, me acerco a la orilla de tu río. Y te felicito por este poema tan perfecto, más aún, dada su dificultad: mantener el ritmo con los alejandrinos, elegir las primeras letras (uf!)... admirable.

Miguel Cobo dijo...

Alberto, hacer cada uno lo que puede (o lo que quiere, o lo que debe)es una hermosa tarea circunscrita, en nuestro caso, a un ámbito virtual en el que nos recreamos con un alto sentido de la amistad. Sólo así puede entenderse tanta generosidad en tus palabras. Por lo demás mi poesía es más de bloc que de blog (te lo he dicho otras veces).Riografía es un cuaderno y en septiembre empieza un nuevo curso.

Un abrazo.

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Marisa, siempre nos reencontramos en el río que nos lleva. Tus palabras son el dulce murmullo del agua clara y cristalina. En septiembre ya es grata la orilla. Gracias, amiga.

Besos

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Ramón, ni Heráclito lo hubiera dicho mejor. Las aguas turbias de la vida buscan su remanso para sedimentar los posos y aclararse. Otra cosa será que no venga alguien a agitarlas.

Un abrazo.

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Kape, en septiembre nos reencontramos también con las asignaturas pendientes del curso (fluvial) que "suspendimos". Con tu elocuente lucidez las aprobarás seguro. Y a mí me sacarás a flote.

Un beso, amiga.

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Juan, sí, hay sueños que prescriben; pero en su ciclo onírico generan otros sueños que emergen desde el fondo como idus de septiembre, izados por la firma del junco de tu abrazo.

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Te agradezco infinitamente, María Victoria, tu paseo por esta orilla y la generosidad de tus palabras, que son para mí un auténtico regalo. Septiembre tiene hoy otra luz. Sé bienvenida.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Los ríos presienten otoños, ocasos, ceses. No es en la mar en donde siempre acaban, no es cierto, Miguel: hay ríos que profetizan abrazos, anhelos, caminos de luz que se mueven como si fuesen ríos también. Caudales de amistad, digo bien.