martes, 26 de abril de 2011

Conspiración de silencio



1


Esperó,

tras una larga noche de trenes

sin sentido,

la llegada del día,

su luz reveladora que venciera al insomnio,

en el último banco

del andén.




2


Más allá de los límites

del infinito,

donde la nada se extiende como un mar

sin nombre,

se encuentra la isla de los sueños

donde habitan los sobremurientes

de todos los naufragios.



3


Vagar

por los confines del vacío

como un suicida

sin solución mortal.

Ir del zahir al vértice

del tiempo

antes de despertar.




4

Sólo el viento del norte

se atreve a contestarme

en este acantilado que precede al abismo.

Olas que son palabras,

espuma de las dudas que rompen

en las rocas

con la furia del tiempo

harto de la soberbia de los hombres.




5


Más vale no nacer,

porque una sola lágrima

anega el corazón

y sus contornos.

Reniego del oxígeno

y sus brisas.

Regreso a la placenta

al limbo

al primigenio cero

de la nada.




6



Donde no escribí nada

y mi voz sonó muda,

fue allí donde la noche

se hizo página del tiempo

y se decanta

gota a gota,

con la lentitud de los planetas desorbitados,

el océano de la sabiduría.

 
 
 
***

Miguel Cobo Rosa

11 comentarios:

Rodolfo Serrano dijo...

Emocionante poema para un emocionante recuerdo cinematográfico

Unknown dijo...

Versos que habitan los trenes, que hablan de la nada y que lo dicen todo.

Kaperusita dijo...

¿Concordancia de nuevo, Miguel? o, ¿es acaso mi particular estado el que me hace ver similitudes?
Ir y venir sin moverse, pero vagando. Tener, desprenderse, negar, seguir buscando....un sentido, un algo a lo que agarrarse.
Cuando nos enfrentamos al espejo, a veces, lo que vemos nos desarma por completo.
Muy sugerente, mucho :)

Ramón Besonías dijo...

He visto en varias ocasiones esta película. Me quedo con la templanza del personaje de John MacReedy (Spencer Tracy). Todos pretenden mangonearle, quebrar su moral. Él, espartano, aguanta sin inmutarse, confiado en que todo se resolverá según lo previsto. Se parece a esas figuras caprianas, ángeles que caen en la tierra para poner las cosas en su sitio, pero sin aspavientos ni recortada. Serenos, convencidos, pero expeditivos. "Conspiración de silencio" es una película de ciencia-ficción en clave moral, muy acorde con los valores de los 50, amables, amigos de una justicia familiar.

Miguel Cobo dijo...

Amigos, el proceso creativo aplica a veces propiedades aritméticas en el orden de los factores que lo condicionan. El poema, incluido en la edición impresa de Riografía, no aparece con ese título, sino con el de "Cabo San Vicente" (en las antípodas semánticas). Ahora, al "postearlo", busqué premeditadamente una imagen de Spencer Tracy en esa película. Luego, dudé sobre el título de la entrada entre varios y, al final, pensé que por qué no el propio título de la película (excelente, por otra parte), con la que el poema establece cierta conexión existencial, nihilista. Ya veis: Los designios de los númenes son tan inescrutables como los de el Señor.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Alberto Granados dijo...

¿He leído esto antes? Tengo la sensación de que sí, aunque también me ha pasado con un texto de Glòria... O me estoy volviendo hiermnésico o alzheimico.
En cualquier caso, tengo la sensación de me gustó "entonces" y me gusta ahora.

Abrazo,

AG

Emilio Calvo de Mora dijo...

El tren es un semillero de suspense, de amor, de terror, de porno duro y de rezos blancos. Todo cabe dentro de un tren. El universo entero está recogido en una estación de tren. Las modernas, mastodontes arquitectónicos, no me inducen tanta literatura. Las antiguas, como la de Córdoba, eran fantásticas. La nueva casi ni la conozco. Ni ganas. La película de Spencer Tracy es estupenda, pese a ser muy corta. Es un western sin serlo. El tren es el cielo y es el infierno. En la vida provinciana a donde llega el tren se producen roturas cuando llega un extraño, un extranjero, un intruso. Todos somos intrusos, amigo.
Hermoso poema, en todo caso.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Tiraste de Riografía, tu libro, que ya será leído, y yo estoy haciendo desde hace unos días parecida cosa con mi Cuentos del astronauta zurdo: postear cuentos, pero remozados, redux, digo. Es un placer retocar lo que, leído años después, ya nos gusta menos. Al menos a mí me está gustando ese retoque, ese remozamiento...

Marisa dijo...

Los andenes son las orillas de ese proceloso río de raíles que es el tren de la vida. Esperar con billete de ida (y/o vuelta) o dejar partir el tren. Esa es la cuestión.

A pesar del contexto cinematográfico y ferroviario, siento en tu entrada esa "riografía" tan especialmente tuya que me encanta.

Besos desde cualquier estación.

Anónimo dijo...

"Donde no escribí nada
y mi voz sonó muda,
fue allí donde la noche
se hizo página del tiempo"

Simplemente, exquisitos versos.

Bso.

XuanRata dijo...

Los sobremurientes, los auténticos rebeldes sin causa.