viernes, 18 de diciembre de 2009

Final de año



Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un nueve por un diez
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.


Jorge Luis Borges

Imagen: "El enigma de las horas" De Chirico

4 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

San Agustín decía: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé” (San Agustín, 400 d.C.). Porque el tiempo es un perceptum y no un conceptum.

saludos

Miguel Cobo dijo...

Ulysses, el tiempo es ritmo: día y noche, sístole y diástole, tic y tac...(O tal vez un inventum; o sea, una unidad de medida: la magnitud de las magnitudes)

Alberto Granados dijo...

No aprenderé nunca: ya estaba entusiasmado diciéndome eso de "Joder, este Miguel escribe cada día mejor", y veo que es Borges, que tampoco lo hace mal.
Rigoletto

Miguel Cobo dijo...

Je, je , Rigo, si algo de borgiano tengo -para beneficiarme de la comparación- no pasaría de "ser otra gota del río de Heráclito" y compartir algún lector como tú , más que una gota en mi Riografía: la gota que colma el vaso de mis expectativas (sobre todo si sigues confundiéndome con los grandes).