jueves, 20 de junio de 2013

Diario del funambulista (Junio II)




                                                 Funambules: Romina Quirós




11 de junio

Vacío versus inspiración

Las últimas palabras que escribí
se rebelaron contra mí y me advirtieron
eso: que serían las últimas.
Me sorprendió que mis propias palabras
me hablaran a mí. Lo normal
es que se dirijan a mis lectores.
Ahora ya solo me queda esperar
que otras palabras se me revelen.

***



12 de junio

En las imprevisibles carencias del tiempo
hay oquedades horadadas por los hormigueros del deseo.
Intersticios por donde rezuma el semen sagrado
de los unicornios. Grietas de infinitud
en las que cristalizan las madreperlas.
Si un día perdido las descubres en el poro infinitesimal
de un sueño hermético, serás inmortal
al menos un segundo.

***



13 de junio

Me dijo el mendigo del cajero:
-Dale la vuelta a la manzana
y no tardarás en encontrar
un gusano.

***



14 junio

3'9 en la escala Richter*

Oscilando en la cuerda,
absorto en mis abismos,
trémulos paso y peso,
me abandono al silencio.
Solo algunos objetos
sensibles al recuerdo
se parecen a mí,
cuando la tierra tiembla.

***

*Recordando a mis paisanos de Torreperogil.



15 de junio

Efecto E

En
esta
esfera
etérea
emociona
el eco
efímero

***



16 de junio

Cuando una cuerda se rompe,
se oye un eco de sombras a la altura del hombro.
Del dolor huele a tierra
mojada por las lágrimas.
"Hoy estoy por saber yo sí sé cómo"
triste por el vacío
que dejas porque caes en su hueco sin muros.
Estaba aquí hace nada y la nada está aquí.
Por el hilo de ayer
tiro de los recuerdos.

***


17 de junio

No hay sosiego ante la injusticia.
La calma chicha
presagia siempre la galerna.
Nuestra indiferencia
no bastará para engañar al mar.
El graznido de las gaviotas
jamás prevalecerá sobre el oleaje.

***



18 de junio

Números irracionales

Buscaba en el Palimpsesto de Arquímedes
el tratado sobre el equilibrio de los planos,
tan necesario para mis ejercicios funambulares
como el referente al de los cuerpos flotantes.
Fue entonces cuando me percaté de los salmos
entreverados entre sus cálculos exhaustivos.
Desde entonces siempre subo con él a la cuerda:
Si me fallan los números, rezaré lo que sepa.

***


19 de junio

El deshielo.

Hemos visto los ríos rebelarse
contra el cauce que les impuso el hombre.
Se han abierto paso sin contención ni diques
a despecho de las confederaciones hidrográficas.
Cuando la naturaleza grite libertad,
habrá trabajo para los constructores de puentes
y los cartógrafos dibujarán las curvas al dictado
de los nuevos meandros orillados de asfalto.

***


20 de junio

Transgresión

Fui contra mí.
Llamé a los nombres por su cosa.
Me adentré en mis laberintos interiores
en busca de mis antípodas.
Me até una piedra de molino al cuello
y me arrojé al río
para que el agua viera mi vida pasar.
Todo lo hice sin que se notara.
Y ahora que os lo confieso descubro
que mis palabras están muertas.
Su polisemia era el veneno de la verdad:
Al pan vino y al vino pan.

***


4 comentarios:

Alberto Granados dijo...

bIEN mIGUEL. nO SÉ POR QUÉ, EL eFECTO e SE ME HABÍA PASADO. UN GUSTAZO RECUPERARLO AHORA.

sIGUE ASÍ DE CREATIVO. y, SOBRE TODO, PUBLICA.

ag

José Luis Martínez Clares dijo...

Todas las palabras acaban por revelarse. De lo contrario la poesía sería totalmente predecible. Qué disfrute de mes. Abrazos

Juan Herrezuelo dijo...

Rebelión de palabras reveladas, grietas rezumantes de inspiración e inmortalidad, sismología de cuerdas y abismos, temblores aliterados en e, íntimas tempestades desatadas por la injusticia, matemáticas del Dios te salve y del comulgar con ruedas de molino atadas al cuello de un río de bellísimas transgresiones poéticas... Con o sin paraguas, con o sin pértiga horizontal, con o sin artilugios para el equilibrio, qué placeres tan ahí arriba tus versos.
(Esta noche invito a un cóctel virtual en el Loser e inauguro tu poema, “Morder el polvo”).

XuanRata dijo...

Pensé en tus equilibrios cuando vi las imágenes del funambulista sobre el Cañón del Colorado: al parecer rezaba mientras caminaba por la cuerda floja, es decir, también a él lo sostenían las palabras.

Un abrazo.