"Diógenes" pintado por Jean Leon Gerome en 1860
Me sorprendo a mí mismo
regresando al refugio
de la noche,
prófugo de la lluvia
de tus lágrimas.
Me pierdo entre palabras
que guardan los secretos
de los mejores versos
que me niego a escribir
o me niega tu ausencia.
Y en el desorden cálido
que me presta Diógenes
me quedo con su síndrome
y guardo en mi habitáculo
de poeta indigente
todo lo que me encuentro
en los contenedores
de la ciudad dormida:
Residuos de naufragios
en “Hablar por hablar”.
Fotografías veladas
y espejos de vampiros
rotos en mil pedazos.
Cáscaras de recuerdos,
(dulce olor a podrido),
cartones de miseria...
Y ahora que ya no fumo,
colillas con las huellas
del carmín de tus labios.
***
Miguel Cobo Rosa