jueves, 29 de diciembre de 2011

Final de año


Ni el pormenor simbólico

de reemplazar un uno por un dos

ni esa metáfora baldía

que convoca un lapso que muere y otro que surge

ni el cumplimiento de un proceso astronómico

aturden y socavan

la altiplanicie de esta noche

y nos obligan a esperar

las doce irreparables campanadas.

La causa verdadera

es la sospecha general y borrosa

del enigma del Tiempo;

es el asombro ante el milagro

de que a despecho de infinitos azares,

de que a despecho de que somos

las gotas del río de Heráclito,

perdure algo en nosotros:

inmóvil.



Jorge Luis Borges
 
 
                                 ***

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sólo tu amor y el agua




Sólo tu amor y el agua....Octubre junto al río

bañaba los racimos dorados de la tarde,

y aquella luna odiosa iba subiendo, clara,

ahuyentando las negras violetas de la sombra.

Yo iba perdido, náufrago por mares de deseo,

cegado por la bruma suave de tu pelo.

De tu pelo que ahogaba la voz en mi garganta

cuando perdía mi boca en sus horas de niebla.

Sólo tu amor y el agua.....El río, dulcemente,

callaba sus rumores al pasar por nosotros,

y el aire estremecido apenas se atrevía

a mover en la orilla las hojas de los álamos.

Sólo se oía, dulce como el vuelo de un ángel

al rozar con sus alas una estrella dormida,

el choque fugitivo que quiere hacerse eterno,

de mis labios bebiendo en los tuyos la vida.

Lo puro de tus senos me mordía en el pecho

con la fragancia tímida de dos lirios silvestres,

de dos lirios mecidos por la inocente brisa

cuando el verano extiende su ardor por las colinas.

La noche se llenaba de olores de membrillo,

y mientras en mis manos tu corazón dormía,

perdido, acariciante, como un beso lejano,

el río suspiraba.....

Sólo tu amor y el agua...



Pablo García Baena




                               ***

miércoles, 21 de diciembre de 2011

RIVER

Foto: El  río Tormes por Salamanca (Heliodoro Ordás)


                              

                                                                ***

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ser río



        Recoge su furia en las altas montañas, se llena de ira en las tormentas, en las nieves que nunca ve, que no son él, lo engendran viento y aguas, nace en barrancos y no tiene memoria de su nacimiento. La paz de un estuario, de un majestuoso transcurrir hacia la profundidad estática.

        No balbucir más, no gritar, cantar por un momento antes de entrar en la inmensidad, en el eterno canto, en el ritmo acompasado y eterno. Ir perdiendo por las orillas el furor del origen, calmarse junto a los álamos callados, al lamer la tierra firme, y dejarla, apenas habiéndola tocado, para lograr el canto último, el susurro imponente del último momento, cuando el sol sea un igual, el enemigo apaciguado del agua inmensa que se rige a sí misma.

        Desconfiado, ceñudo consigo mismo, enemigo de todo, se entrega al fin, en paz y pequeño, reducido a su propia dimensión, a la muerte. Apenas aprendió a morir matando, sin razón, para alcanzar conciencia de sí mismo, en instantes apenas anteriores al desprenderse de su origen, de la historia que no recuerda, apaciblemente poderoso antes de entregarse, tranquilo y enorme, ensanchado, imponente ante el mar que no lo espera, que indiferente murmura y lo engulle sin piedad.

        Aguas, simples aguas, turbias y limpias, resacas rencorosas y remansos traslúcidos, sol y viento, piedras mansas en el fondo, semejantes a rebaños, destrucción, crímenes, pozos quietos, riberas fértiles, flores, pájaros y tormentas, fuerza, furia y contemplación.

        No salgas de tu ciudad. No vengas al país de los ríos. Nunca vuelvas a pensar en nosotros, ni en la locura. Y jamás se te ocurra dirigirnos un poco de amor.

Inés Arredondo


Río Subterráneo (fragmento)

                                                     ***

jueves, 1 de diciembre de 2011

Niebla del riachuelo




Niebla del riachuelo

                                  Foto: Niebla del riachuelo por Riazorenho (Antonio Ramos)





                                                                      ***

martes, 29 de noviembre de 2011

Cantos rodados



Escucho el rodar de los cantos:
canción del río como un coro de piedra.
En la orilla
tiembla el junco como un pájaro
perseguido en su vuelo por el aire sutil del desamparo.
La transparencia del agua
refleja la conciencia herida del tiempo.
Se sumerge hasta el fondo. Allí se precipitan
los sueños. El sedimento turbio
que nos deshabita.

            ***

jueves, 24 de noviembre de 2011

Otoño



Inicia su viaje entre las notas mudas
de cada adiós. Abraza
la otoñal ausencia que se gesta
en el núcleo del alma. Destila
toda la soledad y su melancolía
la nueva luz que madura en las uvas de octubre.
Se vislumbra otro tiempo. Te esperan
otras voces. Era
este refugio de amistad y añoranza
algo más que azahar,
preludio de los cítricos silvestres.
Ahora lees otros versos
con ese digno oficio que requiere el silencio,
la atención de la brisa indolente de un inhóspito ámbito.
Huye y vuelve: Migra como las aves y retorna este invierno.
Siempre habrá un sol cálido en la plaza.


***

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Expresiones algebraicas



Había resuelto matemáticamente todos los problemas


(los suyos y los del planeta).


Había obtenido la raíz cúbica del hambre,


el logaritmo en base diez de la soledad.


El seno de Carmen y el coseno de Eva.


Había elevado a la enésima potencia los orgasmos


y reducido a la mínima expresión el odio contenido en la memoria.


Había sumado miradas


y aplicado la propiedad conmutativa


a las condenas a cadena perpetua y a la silla eléctrica.


Había hallado la derivada de una lágrima y la integral de un beso.


Había calculado infinitesimalmente los largos días


y las frías noches.


Hallado el área de los sueños, el volumen del amor


y la superficie de los círculos viciosos.


Había cribado –cual un nuevo Eratóstenes- del cero al infinito


el alfa y el omega, la náusea y la caricia, el ser y la nada.


Mas nunca logró resolver


(por más que lo intentara su algebraico cerebro)


lo más elemental:


Por qué un hombre sin rostro deambula errático,


a la hora de las sombras, revolviendo basuras.


Por qué la sangre desborda las arterias,


se vierte y se divierte con balas y cuchillos de letal terciopelo


y agujas imanadas de intravenoso celo.


Por qué se duerme un niño para siempre “en la cuna del hambre”.


Por qué el subsuelo se nutre de mineros.


Por qué el río se detiene al lado de un suicida


Por qué un negro puede morir entre algodón sin que tiemblen


las manos de Picasso


(por qué suenan sirenas en el Mississippi).


Por qué la noche corre tras las nubes como en West side story


y el viento se evapora y arrastra las esporas del silencio y del miedo.


Por qué los tigres y por qué los antílopes.


Por qué la música, por qué la palabra…


Por qué ella se fue aquella tarde tibia (tras vestirse despacio)


bajo la lluvia atlántica


y se perdió en las calles de una ciudad cualquiera.


Sonaba la trompeta de Miles Davis 



                                


       
Miguel Cobo

(Imagen: flavionet.com)

                                        ***

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Bloc de notas



Nos arrastró la vida
para habitar la noche.
Solos tú y yo en su orilla.
Solos con nuestras manos
constructoras de abrazos
para que el río nos lleve
hasta el mar de los sueños.

***

Nuestro río tambien dejó en la orilla
el recado del tiempo eternizado.

***

El tiempo se detuvo en la calleja
de las flores que capta tu detalle
como la sombra que teje la madeja
en la pared que es límite y es calle.

***


Miguel Cobo Rosa

domingo, 6 de noviembre de 2011

Hambre


De su pan de cerezas

De su vino de peces

De su fruta de luna

De su leche nocturna

De sus dulces moluscos

De sus acres frambuesas

De sus moras doradas

 (Continúa en barra libre)
 
                ***

lunes, 31 de octubre de 2011

Tren Silvania



En un intento vano de ahuyentar tus fantasmas

te subiste en el tren de los vampiros.

Recorriste sin miedo los pasillos de sus vagones gélidos

y miraste detrás de las cortinas. Eran viajeros clónicos

iguales a sí mismos cual cromos repetidos

de antigua colección. ¿O eran fotografías

de tu propio pasado? No percibes el rostro

reflejado en tu espejo. Tienes la mano fría.

Tu corazón no late. El tren no se detiene.
 

 
 
Miguel Cobo
 
 
 
                                                                            ***

domingo, 30 de octubre de 2011

Red river rock










                                                                   ***

jueves, 27 de octubre de 2011

Malos tiempos para mi lírica



I

Las plegarias de este lánguido otoño

no interceden por mí,

indigno de estos versos,

y minuciosamente los deshago, dios

de la poesía sagrada, padre omnipotente.



Ya han celebrado la nueva liturgia

 los novísimos en sus aras de mármol.

El sacrificio ofrece el sumo sacerdote.

Al levantar la copa consagra

la verdad,

la única verdad de la belleza,

si bien su faz histriónica

esboza un gesto de soberbia.

Bebe su turbio vino, se traga

las palabras. Un hombre

se arrodilla e inclina la cabeza.

Nadie sabe si gime o se arrepiente

mientras el cirio arde y se consume.



Tras la puerta del templo

la muchedumbre bulle

ajena al paradigma

del nuevo dogma revelado:

Ambulancias, sirenas, signos conceptuales,

iconos metamórficos de luces impacientes;

flashes, pasos, semáforos,

navajas, sueños, músicas…

Polifonía del caos para ordenar la nada.




II


Reducido en su cúpula

el aire traza un círculo

y se cierra

en la esfera de piedra

que descuelga una lámpara de lágrimas.

La vidriera clausura

la luz desvencijada que destila el crepúsculo.

El coro en la penumbra tamizada

dicta un preludio mudo

al silencio del órgano.

Desde la sillería

la oración del diácono conmueve las columnas

de la nave central

que cruza un hombre arrepentido

y solo.



Miguel Cobo


                               ***

miércoles, 19 de octubre de 2011

ÁFRICA (Negro experimental)




Sangre negra en Sengra

Hambre hembra ha Hembar

Sargen es gran

Hemba sem bar

besar saber

sembra brasem

negar ser es

regre sanger

Sangre en Sengar

Hambre en Hamber






Miguel Cobo


(Combinatoria de 7 fonemas:
sangre/hambre)

Breve homenaje a J.E. Cirlot

                         ***

jueves, 6 de octubre de 2011

Facebook




Veo en un pequeño recuadro

que ahora eres amiga de

Brian y Marcella

y que a las nueve de este otoño

irás a beber melancolía

de once grados con Luis.



Descubro que te gusta

pisar los charcos

cuando llueve

y que detestas los inviernos

en abril.



Aunque ya no hablo contigo,

conozco tu ciudad actual

y recuerdo cuál fue tu origen,

que cumples años en diciembre

y te gusta prender fuego

al calendario si te arrastra

la nostalgia en primavera.



Últimamente has viajado a Lisboa,

intuyo que te mecen los tranvías

y te seducen los viejos cafés

color sepia.

Lo sé por tu fotografía

en aquella calle de Bruselas,

donde Magritte fumaba en pipa dorada.



Sueles cambiar de cara a menudo,

me divierten tus gafas de sol

en noviembre

y disfruto con tu colección de sonrisas

o el último vestido azul

que guardas en tu perfil.



Vuelves a estar soltera,

aunque te acompañan ciento veinte

comentarios por debajo

dándote ánimos

y diciendo que él era un idiota.



Aún tiritas cuando alguien te habla

del pasado.

Por eso has borrado mi felicitación

de cumpleaños

y has dejado en blanco y negro

las fotos de aquel día de sol en París.



Sigues admirando a los Beatles,

una colección de enlaces recuerdan

las melodías de Norwegian Wood,

y de los campos repletos de fresas

alrededor del universo.



Pero, ¿en qué estoy pensando?,

me digo mientras actualizo

mi estado,

pero, ¿qué estado?

Sólido, líquido, gaseoso...

mi preferida de Dylan,

las imágenes de mi último viaje

-ya sin ti-

o una cita sin espacio ni tiempo,

convertida en verso aislado.



Vuelvo a caer en tu red,

y ni tú sabes pescar

ni sé yo ser pez.
 
 
 
 
Alfonso C. Cobo Espejo
 

domingo, 2 de octubre de 2011

Andén de la memoria


                     

Entre todos los trenes que algún día perdí

sólo uno me quema la razón. Esa duda

atormenta mi insomnio, me parte

el alma en dos. Atraviesa

las cuatro estaciones con sus viajeros grises

y proyecta su luz en la niebla

del destino imposible. Nadie

me espera ya. No hay un banco

en el andén de la memoria. A veces

sin embargo sí escucho algún silbido

entre la lluvia, allá donde perdí por vez primera

la esperanza de verte en la angostura.



Veo que alguien se desliza silencioso

por la escala del tiempo y borra mis recuerdos.

Deja un rastro de música lejana

con un aire de blues o summertime.



Esa trompeta líquida y amarga

me acerca a una ciudad que desconozco.

Una ciudad de sombras y miradas ocultas.

El café me desvela mientras se aleja el tren.

El asma se hace dulce en la voz de Ray Charles.
 

                                                                               ***

Miguel Cobo Rosa


sábado, 24 de septiembre de 2011

Iberus Gualtieranus o la estrategia del caracol



Desciendo en torbellino por el tobogán de mi memoria en busca de la primera huella fonética registrada en su placa lingüística, allá donde el laberinto del oído conecta el nervio auditivo con  su neurona terminal en el mapa de los recuerdos. Ando buscando el verbo fundacional, la célula semántica primigenia  que generó en mi ser el eco racional de la especie: la primera palabra.  (Continúa en Barra libre)

                           ***

jueves, 15 de septiembre de 2011

Sin límites



Tu luz en la penumbra enciende los sentidos
que habitan lo profundo de la noche invocada
por la voz del deseo. Madura en el rumor
del antiguo secreto que amparan nuestros cuerpos.
No hay límites exactos que verifique el tiempo
o  puedan perfilarse en las cartas astrales
de todas las galaxias por las que deambularon
los millones de seres que antes nos precedieron
en el acto de amarse. Nuestro abrazo es la huella
seminal de los flujos que mezclan nuestra sangre.
Tras el estor celeste se expande el Universo.

                              ***
Miguel Cobo Rosa



                                                                    ***

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Boat on the River



Foto: La Roche-Posay




                                                            Stix- Boat on the river

                                                                        ***

martes, 6 de septiembre de 2011

Acróstico equinoccial

                                                Fotografía: Blog El río del olvido



Sedimenta  la noche los sueños ya prescritos
En la cueva del tiempo que horadó tu recuerdo.
Posan los días cansados las letras de tu nombre
Traspasando la raya que les trazó el destino.
Imitar a la vida no es más que una utopía
Embriagada del río que presiente el otoño.
Migran alguna almas antes del equinoccio.
Bajan las aguas turbias tras las últimas lluvias
Remansando unas horas las luces del crepúsculo.
Emergen desde el fondo los idus de septiembre






                                                                          ***

miércoles, 31 de agosto de 2011

Take me to the river

Eva Cassidy


Annie Lennox


Al Green


Peter Gabriel



                                                  ***

domingo, 28 de agosto de 2011

Efecto Coriolis II

                                         John William Waterhouse Ofelia (1894).


El río se detuvo aquella noche
anclado en sus orillas y en el puente.
Los peces sorprendidos se quedaron
escamados de luz en su quietud
como un sueño de Ofelia entre nenúfares.
Fue allí donde yo me sumergí
girando en torbellino hasta su fondo
ingrávido de músculo y silencio
en la turbia dulzura de su sombra.
Sin miedo a reflejarme en sus espejos,
amaneció tal vez en lo profundo
despojado del alma en el naufragio.
Agua de la palabra diluida.
Garganta liberada de su grito.


Miguel Cobo

          ***

miércoles, 24 de agosto de 2011

Arte poética






Mirar el río hecho de tiempo y agua

y recordar que el tiempo es otro río,

saber que nos perdemos como el río

y que los rostros pasan como el agua.



Sentir que la vigilia es otro sueño

que sueña no soñar y que la muerte

que teme nuestra carne es esa muerte

de cada noche , que se llama sueño.



Ver en el día o en el año un símbolo

de los días del hombre y de sus años,

convertir el ultraje de los años

en una música, un rumor, y un símbolo,



ver en la muerte el sueño, en el ocaso

un triste oro, tal es la poesía

que es inmortal y pobre. La poesía

vuelve como la aurora y el ocaso.



A veces en las tardes una cara

nos mira desde el fondo de un espejo;

el arte debe ser como ese espejo

que nos revela nuestra propia cara.



También es como el río interminable

que pasa y queda y es cristal de un mismo

Heráclito inconstante, que es el mismo

y es otro, como el río interminable.



Jorge Luis Borges (112º aniversario de su nacimiento)

                   ***

domingo, 14 de agosto de 2011

Blues del tren





Cuando subas al tren para el destierro

anhela que el destino sea irreal.



Quizá te espere Luna en la estación del Norte

y ella oculte su cara para hacerte sufrir.



Saluda a los viajeros que se crucen contigo

(puede que uno de ellos sea tu gran amor).



Deseo que la noche se parezca al viaje:

fría bajo las estrellas y cálida en el bar.



Deja el coñac que fluya de la copa al cigarro,

puede que el alma cambie de estado mineral.



Era un gas venenoso de mordedura incierta

y líquido elemento que te hiciera llorar.



Si es sólido al bajarte procura que sea negro

el carbón combustible de este lánguido blues.



Pero piensa: el más puro carbono que conoces

puede ser el diamante que fue su corazón.



 
Miguel Cobo
 

viernes, 12 de agosto de 2011

Yellow River



                                                              Christie

sábado, 6 de agosto de 2011

Llegamos de muy lejos




Llegamos de muy lejos,
de una infancia perdida u olvidada.
Recorremos a pie todos los calendarios
buscando los veranos prodigiosos
generosos de juegos y de sueños.
Faros amarillentos de aquellas bicicletas
que hirieron las rodillas de los atardeceres.
Las dos asignaturas que heredamos de junio
para así descubrir las ciencias naturales
de nuestra adolescencia silvestre y perfumada.
Los paseos a la ermita escudriñando estrellas
desde los miradores donde acababa el pueblo
y aquella carretera por la que se marcharon
los primeros amigos que ya nunca volvieron.
La vieja perra Tula que perseguía el balón
con el que disputábamos los épicos partidos
en la agreste huertaza.
Y ahora hemos llegado a la orilla del río
que señaló el maestro en el mapa escolar
y escuchamos su voz repitiendo su curso
de afluentes y meandros a derecha y a izquierda.
Ya no es la misma casa la que ahora habitamos;
la vida ha dilatado su cauce como el río.
Hay nubes peregrinas y bandadas de aves
que escriben en el cielo su eterna despedida.


Miguel Cobo

                          ***

jueves, 4 de agosto de 2011

Big River



                                                    The Highwaymen - Big River

viernes, 29 de julio de 2011

Síndrome de Diógenes


                                  "Diógenes" pintado por Jean Leon Gerome en 1860





Me sorprendo a mí mismo

regresando al refugio

de la noche,

prófugo de la lluvia

de tus lágrimas.

Me pierdo entre palabras

que guardan los secretos

de los mejores versos

que me niego a escribir

o me niega tu ausencia.

Y en el desorden cálido

que me presta Diógenes

me quedo con su síndrome

y guardo en mi habitáculo

de poeta indigente

todo lo que me encuentro

en los contenedores

de la ciudad dormida:

Residuos de naufragios

en “Hablar por hablar”.

Fotografías veladas

y espejos de vampiros

rotos en mil pedazos.

Cáscaras de recuerdos,

(dulce olor a podrido),

cartones de miseria...

Y ahora que ya no fumo,

colillas con las huellas

del carmín de tus labios.
 
 
            ***

Miguel Cobo Rosa

miércoles, 27 de julio de 2011

Blue River


                                              Jack Teagarden - Blue River


                                                             ***

miércoles, 20 de julio de 2011

Gioconda



Hace tiempo que el viento

no me ciega los ojos

con los granos de arena

de tu reloj distante. Ya sé

que hay otro río

besando tus orillas de silencio.

Sin embargo la luna

de esta noche de julio

acumuló su brisa

en las dunas del alma

que dibuja el verano

y encubrió tu sonrisa

de Gioconda sin código

ni Leonardo da Vinci.


 
 
Miguel Cobo
 
 
           ***

sábado, 16 de julio de 2011

Alma y paisaje



                                             Arriba el olivar se desvanece

                                             con la niebla lunar desmadejada

                                             sobre la suave loma dibujada

                                             en la línea del tiempo que decrece.




(Continúa en Barra libre)

miércoles, 13 de julio de 2011

El río

¿Hablamos de Riografías?...Pongamos que hablo de Miguel:


Me llamo Ríos, aunque Miguel me llame... Y aquí, un amigo:

lunes, 11 de julio de 2011

Estación Vivaldi



Todavía conservo el billete del tren

en que viajamos juntos de regreso al origen del destino

sus vagones de noche y amor

las risas de los jóvenes

alegres

y embriagados

tus poemas de Eliot en la niebla

niquelando en la luna

la luz del meridiano

sin anillos aún

sin libro de familia

en tu seno de venus primitiva

sin equipaje cómplice de sedas interiores

de adolescencia y celo

descubriendo las canciones de Bob Dylan

en la armónica de aquel joven que llegaba del Norte

con sueños de fronteras y naranjas

en sus ojos de fuego y libertad

aún percibo el temblor del roce de tus pétalos

el perfume

del aire de tu pelo

que inundaba el vagón

tus crines sin la brida

del recato y la enmienda

el genio y la figura

a juego con el zumo de tu fruta madura

tu suéter de limones incipientes

desvelando el secreto de su néctar

todavía

princesa

conservo aquel billete

de aquel expreso insomne

que nos llevó a las cuatro estaciones de Vivaldi

 
 
Miguel Cobo Rosa
 
 
              ***

viernes, 1 de julio de 2011

Nocturno




“Si alguna vez fui bello y fui bueno
fue enredado en tu cuello y tus senos”


J.M. Serrat ( “Lucía”)




Grave y lenta la noche se diluye
en ti desde tu copa hasta la aurora
dudando entre su luz y tu hermosura
derramada en la sábana. De pronto
la mañana se vislumbra y es tu boca
la que busca mis secretos. Tu cuerpo
se desliza entre la seda como el mar
del amor en tus orillas. Yo, náufrago
nocturno en ti me hundo y en tu sima
profunda me debato contra el amanecer
que te reclama para encender el sol.
Canta el gallo tres veces y reniego
del día y su horizonte. Desnuda ya
no sólo para mí, te rapto desde el sueño
enredado en tus senos encendidos.


Miguel Cobo Rosa



(Difundido en las octavillas de Anónimos- Cosmopoética 2009
y publicado en la Antología de la edición de 2010)





Fotografía: Diego Compán







                                                                        ***

martes, 28 de junio de 2011

CÓRDOBA ETERNA

Corrección del subtítulo de la entrada anterior


                   ***

Decantación de la ciudad en el río (Acrósticos)


I

Catarsis de la luz y de la sombra
Ordenadas en sobria arquitectura.
Redimes a tus torres de su altura
Descendiendo del cielo que te nombra.
Odaliscas desvelan tu hermosura
Bailando con cimbreos de palmeras
Agitando la luna en sus caderas



II


Ciudad que nos habitas
Origen de los hijos que engendré
Río abajo en sus orillas
Dédalo de tus calles donde se pierde el tiempo
Olvidado por viajeros errantes
Buscadores de pasos seculares
Andados sobre alfombras de silencio



III


Cera en abril
Orden penitencial
Rescatado Jesús
Desciende nazareno
Oliendo incienso
Bálsamo para el alma
Arrepentida




IV


Casida de la princesa
Omeya.
Rumor de amor
Desmesurado.
Oro y plata;
Belleza tras el velo:
Azahara desnuda.



V


Cal
Olvido
Río
Duda
Ostracismo
Belleza
Agua

              ***

Miguel Cobo Rosa

lunes, 27 de junio de 2011

Kavafiana




I




Cuando aparezcan


trata de asirlas, poeta,


aunque no consigas retenerlas,


esas visiones eróticas.


Sitúalas, veladas, en tus versos.


Trata de asirlas, poeta,


cuando aparezcan en tu cerebro


a medianoche, o en el brillo del mediodía






Konstantinos Kavafis








II



Cada mañana de aquel verano

ella yacía, casi desnuda,

en la arena.

El sol la contemplaba

con su ojo de fuego

y doraba su cuerpo a él entregado.

Todas las noches de aquel verano

ella dormía, desnuda,

sobre lienzos chambray.

La luna se encelaba

en su piel ondulada.

Sus frutos silvestres sabían a mar.



Miguel Cobo.



Imagen: Desnudo en la playa (1933) - Paul Devaux
 
 
                   ***

martes, 21 de junio de 2011

Metamorfosis del agua y de la luz

________________________________________


Luz cristal en Cazorla,


Agua de roca virgen bajo el águila regia.


Coro de ninfas púberes


-sí gacelas princesas-


agua para sus bocas sin orillas precisas.



Plata nocturna,


agualuna entre olivos:


Las voces desgarradas del jiennense cautivo.



Seno y cadera,


agua hembra y cadencia sensual


del río enamorado de la tierra gramínea.



Ceres desnuda.


El meandro romano;


la caricia de Córdoba vespertina


a la sombra de la palmera voluptuosa:


¡Oh nereida Azahara poseída por Cronos!



Agua eterna, sed inconmensurable…



Rito del agua impura.


Sevilla se refleja temblorosa y narcisa


herida por destellos de locura acuática.


Thanatos te navega ensanchando tus ingles,


seduciendo suicidas.



Agua profunda y negra, agua lágrima…



Atlántico expectante:


Sanlúcar gaviota, soñadora y sonámbula.


Agua salada y sola:


El cauce se desangra en crepúsculos áureos.



Mas las nubes regresan


cual Sísifo a las cumbres


con sus células líquidas a su fluvial origen.



Luz cristal en Cazorla…






***



Miguel Cobo Rosa


I Concurso Literario Ateneo de Jaén: Primer premio.


Jaén, junio 1989

jueves, 16 de junio de 2011

Haikus des-orient-ados


El caracol
sube por la escalera
de caracol

***

En el recuerdo
un sabor de vainilla
deja el helado

 ***

En mi nariz
florecen los perfumes
de tu secreto

***

Desde tu cuello
bajo la cremallera
de tu vestido

***

Siembra de miedo
en un campo de insomnio
mi pesadilla

***

Oigo en la radio
los gemidos de alguien
que nunca duerme

***

Toco tu pelo
derramado en la almohada
y me desvelo

***

Miro la luna
del armario que guarda
tu intimidad

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Miguel Cobo Rosa