lunes, 3 de enero de 2011
La vida teje y desteje
La vida teje y desteje
soles y lunas dorados.
Entretela de los días
esperando.
El sol vuelve siempre a ti
para despertar tu sueño.
Ilumina tus silencios
recordando.
La luna proyecta sombras
chinescas sobre tu cuerpo.
Manos que nunca te tocan
dibujando.
El velo cubre tus senos
de nostalgia transparente.
Mi respiración se agita
despertando.
Imagen: Desnudo (Roy Linchtenstein)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Hermoso poema, Miguel. Habla un hombre que ama y al que debe de ser fácil amar.
Un beso y feliz años 2011.
Gracias, Glòria. Tus palabras son más hermosas que el propio poema.
Un beso y mis mejores deseos también para ti en este año.
Miguel, cada día sacas un nuevo matiz, una nueva sorpresa poética, un nuevo hallazgo. Te estñas cinvirtiendo en un poeta riguroso, metódico y excepcional. Sólo falta que publiques ya, en una editorial de culto.
¿Tal vez en 2011? Ojalá.
Ella es la tierra, el regreso, ella es el despertar de todos los Ulises.
Un poema que se lee y deslee, y nunca termina.
Saludos, Miguel.
Alberto, trato de poner cierta dosis de oficio en mi trabajo, en la búsqueda de mi propia voz, a través de fórmulas poético-lingüísticas que exploren nuevos caminos o recorran los ya conocidos con otras miradas. Aun así, lo que un día me parece un hallazgo, al día siguiente lo veo perfectamente desechable.
En cuanto a la editorial de culto, no sé cómo. Tendría que dar con un Alberto Granados editor. Me muevo muy mal (no me muevo nada) en esos circuitos. Ya me doy por satisfecho con disfrutar con vuestros comentarios de fieles lectores y con la sensación valentiniana de -si se me permite por una vez la inmodestia- , al menos, "haber llevado el fuego un solo instante..."
Xuan, tus comentarios enriquecen mis versos con tus originales lecturas. Viniendo de quien vienen y conociendo tu sensibilidad, que pases por aquí es un renovado regalo de reyes en mis viejos zapatos de poeta indigente (dicho sea metafóricamente).
Te lo agradezco.
Bonita imagen. La de Linchestein tampoco está mal.
Las magdalenas las engullieron, claro. Tanto ejercicio da hambre. ¿Qué me diría Proust si levantara la cabeza? La libido hay que aprovecharla, y si no se puede aprovechar como dios manda tendrá que ser escribiendo. Por decir algo.
Las sombras chinescas de la luna proyectan formas que jamás entenderemos con la luz, solo con las caricias de la noche.
Espléndido manto de Penélope el que has tejido.
Un beso, Miguel.
Las caricias de la noche son la escritura perfecta. Su idioma es universal.
Gracias por tu hilo sutil, Marisa. Así podré seguir tejiendo.
Otro beso.
Publicar un comentario