viernes, 22 de junio de 2012

La noche del cazador (el descenso del río)





"El descenso del río se tiñe de un carácter onírico, fantástico, propio de los cuentos de hadas, propiciando la irrupción de lo maravilloso a través de la presencia de toda una fauna literaria, un bestiario fabuloso que se convierte en testigo del viaje y la escapada: la telaraña, el zorro, los conejos, la tortuga, la lechuza… En paralelo con estos observadores de una naturaleza idílica, Harry emprende la persecución por la ribera del río a modo de una especie de Lady Godiva maligna, a lomos de un impoluto caballo blanco frente al que su atuendo negro y siniestro todavía contrasta más. Toda la mitología asociada al río se hace  evidente. Por un lado, al modo de Moisés y tantos otros personajes literarios (Amadís, Tristán…), será el espacio por el que se canalice la huida. El descenso del río como itinerario de salvación. En este punto, hay una clara deuda con la tradición norteamericana inaugurada por Mark Twain en las novelas de Tom Sawyer y Huckleberry Finn."

(Extracto de Juan Ramón Gabriel: http://www.encadenados.org/nou/n-66-benditos-fracasos/la-noche-del-cazador-1955-de-charles-laughton )






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4 comentarios:

José Luis Martínez Clares dijo...

Una película espeluznante, llena de escenas memorables. La huída, la persecución silenciosa, la contención del aliento. El río como promesa de salvación. ¿Es qué podría ser un río otra cosa?
Qué nos lleven las aguas hacia otro tiempo mejor, qué nos acompañen sus promesas. Gracias por tu entrada, amigo Miguel.

Juan Herrezuelo dijo...

Qué personalidad tan compleja debía poseer el gran Laughton para habernos legado una película como ésta. En la escena que nos traes queda perfectamente reflejado su carácter onírico: retrata mejor el lenguaje de los sueños –de las pesadillas- que Dalí en “Recuerda”. Es como si hablara el niño que parecía estar atrapado en el corpachón del unidirector: unos Hansel y Gretel que abandonaran el mundo de los hombres (malos) río abajo, para adentrarse en el de los animales, muy Lewis Carrol: ¿acaso no parece que ese sapo vaya a llevarse un cigarrillo a los gruesos labios?

Alberto Granados dijo...

No recuerdo esta película. ¿Es posible que no la haya visto nunca? ¿O es la neurona, que patina?

AG

XuanRata dijo...

Pero no olvidemos que en el lecho de ese río de la huida, de la salvación, también está la madre muerta, tan bella como una ninfa. Todos los tiempos pasan por el río.

Una peli que no deja de asombrar con su expresionismo en blanco y negro tan potente, tan estremecedor como un cuento de los Hermanos Grim y sin los amaneramientos góticos a los que nos ha acostumbrado el último cine.