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Luz cristal en Cazorla,
Agua de roca virgen bajo el águila regia.
Coro de ninfas púberes
-sí gacelas princesas-
agua para sus bocas sin orillas precisas.
Plata nocturna,
agualuna entre olivos:
Las voces desgarradas del jiennense cautivo.
Seno y cadera,
agua hembra y cadencia sensual
del río enamorado de la tierra gramínea.
Ceres desnuda.
El meandro romano;
la caricia de Córdoba vespertina
a la sombra de la palmera voluptuosa:
¡Oh nereida Azahara poseída por Cronos!
Agua eterna, sed inconmensurable…
Rito del agua impura.
Sevilla se refleja temblorosa y narcisa
herida por destellos de locura acuática.
Thanatos te navega ensanchando tus ingles,
seduciendo suicidas.
Agua profunda y negra, agua lágrima…
Atlántico expectante:
Sanlúcar gaviota, soñadora y sonámbula.
Agua salada y sola:
El cauce se desangra en crepúsculos áureos.
Mas las nubes regresan
cual Sísifo a las cumbres
con sus células líquidas a su fluvial origen.
Luz cristal en Cazorla…
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Miguel Cobo Rosa
I Concurso Literario Ateneo de Jaén: Primer premio.
Jaén, junio 1989
8 comentarios:
Cómo me ha gustado las diferentes personalides segñun la luz que las bañaba!!!
Precioso recorrido de cauce con perpetuo nacimiento :)
Qué Guadalquivir eres. Un abrazo, papá.
Sísifo Cobo, siempre subiendo el cauce para bajarlo de nuevo, ríografía arriba (que es cauce abajo).
Bellísimo recorrido fluvio-vital. Nos tienes acostumbrados a poemas muy hermosos, y este no puede defraudar a nadie.
Abrazo,
AG
Pero no es tarea inútil y sin esperanza la de este Sísifo que empuja cielo arriba las nubes, pues vuelve a fundar con cada lluvia ese país fluvial llamado de tantas formas por tantos pueblos, que nos ve pasar sobre los puentes y alzarnos en mezquitas y giraldas, que ha pactado ya su eternidad. Me da pudor desmerecer la belleza de tu poema con un mero cumplido. Imprimido queda para futuras relecturas. Un saludo rodilla en tierra, Miguel.
Kape, asistimos al nacimiento (por aquellas fechas) de Riografía. Gracias, amiga. Un beso.
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Alfonso y tú uno de mis afluentes hemográficos. Cuidate a orillas del río Rojo.
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Alberto, cuando éramos ríos jóvenes, compartíamos el agua y las orillas. ¡Qué largo y hermoso el río de nuestra amistad!
Un abrazo.
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El pudor es mío, abrumado, amigo Juan, por la hermosa desmesura de tu elogio. Te lo agradezco de corazón y me alegra que te guste el poema.
Un abrazo, puestos en pie, en la orilla de la emoción compartida.
Has hecho fluir a tu antojo en el cauce de tus versos, a todos los dioses del Olimpo. Ovidio está sentado en esa orilla asombrado de la metamorfosis que pensaba que solo era suya.
Te he leído poemas, Miguel, pero como este, ninguno.
Mi absoluta admiración y reconocimiento.
Abrazos metamórficos en agua y luz.
Diosa Marisa de estos ríos virtuales,cómo te agradezco que te acerques a esta orilla con tan hermosas palabras:
La admiración y el reconocimiento son mutuos.
Sí, abrazos metamórficos de agua y luz.Nuestra metamorfosis nunca será kafkiana.
Riográfico tú.
Desde el puente, arriba, leemos.
Rodilla en tierra, dice Juan.
La mía está ya ahí abajo.
Río sentimental, riocárdico
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