miércoles, 16 de febrero de 2011

El miedo suena a mar


El miedo suena a mar. La noche,
vestida de intemperie y desamparo,
envuelve el balanceo del cayuco.
El silencio se espesa en la negrura,
mientras los cuerpos tiemblan.
¿Dónde la estrella que mitigue el frío?
¿Hacia qué playa navega la esperanza?
Habrá un amanecer en la escollera.
Cuatro cuerpos, tal vez, a la deriva.
Veinte más, en la playa, tiritando.
Cuatro minutos del telediario.





Fotografía: EL PAÍS digital 16/12/2007
Vídeo: Estrella Morente en el programa de la 2 de TVE:  PATERAS

12 comentarios:

Alberto Granados dijo...

Situación ciertamente dramática que por aquí, y especialmente en la costa. Es materia de telediario, como dices, y del diario Ideal, y de tragedia pura y durísima cuando faltan cuerpos.
Permíteme recordar para tus lectores, el realto que escribí sobre el tema:
http://albertogranados.wordpress.com/2010/05/13/patera/

Miguel Cobo dijo...

Alberto:
"Lacrimae nobis deerunt antequam causae dolendi."
«Antes nos faltarán las lágrimas que los motivos de derramarlas». Séneca

Kaperusita dijo...

.....Y la vida sigue y cuando pasen muchos años alguien rescatará esta realidad y dirán las barbaridades que vivimos. Esta era nuestra dará para muchos libros mientras nosotros seguimos pensando que el ayer dio muchos más.
Un abrazo, Miguel:)

Irene Bebop dijo...

Cuánto dolor, y lo que es peor, qué real.

Un beso.

Miguel Cobo dijo...

Kaperusita e Irene: Vida, dolor y lágrimas (pocas). Sólo hay un océano más grande: El de nuestra indiferencia.

Besos

Joaquín Pérez Azaústre dijo...

Querido Miguel, intenso y comprometido poema, al hilo de una actualidad cada vez más devastadora. Enhorabuena y un abrazo fuerte. Por cierto, esta noche toca en Córdoba, en La Espiga, mi amigo el cantautor Manuel Cuesta... Creo que te gustaría mucho, y haríais buenas migas. Un abrazo!

Miguel Cobo dijo...

Querido Joaquín, que el ganador del premio Loewe 2010 entre en mi Riografía como un amigo, es tanto como si me dieran a mí el premio Loewe. ¡Muchas gracias por tu comentario!

Estaré esta noche en La Espiga y si mi timidez congénita (a estas alturas incurable) no me lo impide, me acercaré y le daré a Manuel recuerdos tuyos. Un abrazo y vuelve por aquí cuando quieras.

Marisa dijo...

Terrible drama el que nos traes, consecuencia de las varias y variadas políticas sociales de las que no somos ajenos.
Me ha gustado tu compromiso de versos sonando a mar.
Un beso, Miguel.

Miguel Cobo dijo...

Marisa, llevas razón, ¡y tanto que no somos ajenos! Por eso no viene mal que, al menos, alcemos de vez en cuando nuestra voz, aunque sólo sea a través de nuestros modestos medios.No es la primera vez que trato el tema en el blog:

http://riografia.blogspot.com/2010/04/lagrimas-negras.html

Un beso solidario

Emilio Calvo de Mora dijo...

Estremece el dolor. El propio, el ajeno. Duele lo insensible que a veces somos, cómo nos anestesian contra ese dolor del otro. No el nuestro... Qué error. Nos venden el dolor como mercancía. Vende. El morbo vende. El dolor es garantía de audiencia.
Buenas noches, mom ami

Alejandra Díaz dijo...

Miguel, simplemente exquisito con un drama por demás terrible.

Bso.

Ramón Besonías dijo...

Está claro que todo es según el lugar desde el que uno se sitúa. Un labrador no ve el campo de igual forma a como lo contempla un turista ocasional.

El mar como indpiración poética.
El mar como hidra hambrienta.