viernes, 12 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES: In memoriam


“Eran apenas las cinco de la mañana pero un incierto resplandor lechoso anunciaba el día por debajo de los tejados. A la cabeza de la procesión, a caballo, portado por el fiscal del reino, flameaba el estandarte de la Inquisición, con el blasón de Santo Domingo bordado, seguido por los reos reconciliados, con cirios en las manos y sambenitos con el aspa de San Andrés. Y, tras ellos, los dominicos portando la enseña carmesí del Pontificado y la cruz enlutada de la iglesia del Salvador, precedían a los reos relajados, destinados a la hoguera, con sambenitos de demonios y llamas y corozas decoradas con los mismos motivos. Mezclados con ellos, con atuendos semejantes, atados a altas pértigas, desfilaban los muñecos de los condenados en efigie, burlescas reproducciones de sus modelos, uno de ellos representando a doña Leonor de Vivero, cuyo ataúd, con el cuerpo desenterrado y llevado a hombros en la procesión por cuatro familiares, sería también arrojado al fuego.”

Miguel Delibes: In memoriam. (Fragmento de “El hereje” (pág. 402). Edición del Círculo de Lectores. Barcelona ,1999
Imagen: El recién nacido de Georges de La Tour

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo yo lo de tu alumno: Maestro, no será "débiles"?
La verdad es que fue un escritor que lo hizo todo desde la más absoluta modestia, sin divismos, genial sin proponérselo.
Es justo todo lo que se ha dicho de él.
Rigoletto

Antonio Fernández dijo...

Miguel, el otro día comenté la anécdota durante el recreo, Hay cosas que quedan en la memoria grabadas para la eternidad.