domingo, 3 de enero de 2010

Un árbol, un hijo, un libro



Te persiguen las dudas
de tus vidas frustradas.
Las palabras no dichas
te buscan en los ecos
de otras voces más nítidas.
Alguien sembró otro árbol
en la tierra del hijo
que tú nunca engendraste.
Y el libro nunca escrito
deshojará sus páginas
en el bosque del tiempo.


Imagen de Quint Buchholz
           
              ***
Miguel Cobo Rosa

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sembraste un hijo y plantaste un libro de pomeas. No sé si también has escrito algún árbol, como lo haces con los trenes, con las sesiones de jazz, con las vivencias poéticas que nos regalas... Todo es cuestión de darte tiempo.
Rigoletto

Miguel Cobo dijo...

Es cuestión de tener cerca a algún amigo, para regarlo de vez en cuando. Gracias, Alberto. (Y en cuanto pueda escribo un árbol).

Capitán Clostridium dijo...

Yo tengo un sueño, Miguel. Sueño con escribir, algún día, un libro. Reunir todas las historias del Capitán y darle forma, un hilo conductor...
No sé si se lo dije, pero una de los acontecimientos más grandes que me dieron el 2009, fue reencontrarme con las letras. Yo, hombre de ciencias y de comercio, olvidé lo que era dejarme llevar por la imaginación y la escritura de poseso. Me costaba redactar, no sólo por las faltas de ortografías, sino por la dificultad que encontraba al no encontrar palabras para darle forma y cuerpo a las ideas. Al principio, abría una "nueva entrada" y telegrámicamente, anotaba ideas, palabras, que luego unía formando frases. Ahora no, ahora empiezo una historia por el principio y la acabo.
Gracias por haber colaborado a reconciliarme con las letras y en volver a leer.

Miguel Cobo dijo...

Gracias a ti, capitán, que fuiste el primero (al menos como seguidor) en sumergirte en las aguas de este río. Que tu sueño se haga realidad.